El nieto de Miquelena


El edificio Pasmar en la avenida Andrés Bello de Los Palos Grandes, es un viejo edificio de diseño
arquitectónico emblemático de los años 60, que cuando nuevo debe haber sido espectacular por el tipo de piedras que cubren su fachada y sus áreas comunes. Esto motivó - apenas me mudé allí- mi interés en incorporarme a la junta de condominio del edificio. Durante mi gestión -que no pasó desapercibida- me acompañó un honorable cachaco a quien aprecio como un tío; juntos recuperamos las áreas comunes del edificio que se encontraban en total abandono y deterioro, rescatamos la belleza original de la construcción en sus partes mas vulnerables, modernizamos los aspectos técnicos y contables de la administración, etc.. En él viví durante el primer periodo del Gobierno de Hugo Chávez, y en ejercicio de dicha junta de condominio me correspondió la nada envidiable tarea de enfrentar la conducta violenta de un indeseable vecino “drogadicto” que resultaba ser nieto del para entonces todopoderoso vicepresidente del Gobierno, Sr. Luis Miquelena. Los hechos que condujeron al impasse se sucedieron en espacio de dos o tres semanas, así: 1) Una noche el ruido estrepitoso del choque de un carro contra la reja de entrada al estacionamiento del edificio despertó exaltada a la comunidad. Bajamos a curiosear qué había ocurrido y encontramos la reja en el piso, había sido derribada adrede por una camioneta para ingresar al estacionamiento; al revisar y constatar a quién pertenecía la camioneta pudimos informarnos que se trataba del personaje en referencia, quien había perdido su llave electrónica y como llegó borracho o drogado, no se le ocurrió una alternativa mas original. 2) A la semana siguiente, otra madrugada, nos sobresaltan los golpes brutales de patadas contra una puerta y los gritos y amenazas que profería el mismo personaje contra su mujer ante la negativa de ésta de abrirle la puerta. Este escándalo me obligó a bajar hasta el piso de dicho apartamento a tratar de calmar la situación, no sin antes pedir ayuda policial. Al llegar al piso respectivo observamos al sujeto como poseído por el "Demonio de Tasmania" y sin pararle ni medio a nuestra presencia continuó su trifulca contra la puerta del apartamento, lo que impulsó a los dos agentes policiales que me acompañaban a someterlo y bajarlo por la fuerza a la patrulla, el tipo ofrecía mucha resistencia seguramente potenciado por la dosis que había consumido. Después supimos que el susodicho había sido liberado inmediatamente y para mi sorpresa recibí una citación de la Alcaldía para atender una denuncia de su mujer. En dicha comparecencia se me informa que la dama me imputaba haber acudido a su puerta en calzones (bóxer fue el termino que utilizó la dama) hecho que rechacé en compañía de amigos abogados, ya que eran unos bermudas de playa, además ella nunca le abrió la puerta a su patán por lo que no pudo verme, pero debí firmar un compromiso de no intervenir en los aspectos vinculados con esta humilde parejita. Una semana después el “querubín” de Miquelena, repite el escándalo bajo los efectos de similar trona, esta vez dentro del apartamento y los vecinos atormentados por los gritos de terror de la menor hija de la pareja, llaman a la policía nuevamente. Este acontecimiento al parecer tuvo implicaciones de mayor significación ante las autoridades y en la comunidad, pues la pareja insospechadamente -a los días- abandonó el inmueble para siempre. Todo este esfuerzo y sacrificio por mis vecinos no fue considerado, pues al poco tiempo cuando restringimos el numero de llaves electrónicas de acceso a unos recién inquilinos que acababan de ser denunciados por la comunidad del edificio contiguo por inmorales y voyeuristas, un vecino amigo de estos vagos lideró un “golpe de estado” contra la junta de condominio y una asamblea relancina nos removió de los cargos bajo el argumento de que habíamos crispado el ambiente de la comunidad. La decisión fue mayoritaria; por eso soy de los que piensa -a diferencia del honorable extinto presidente Caldera- que la mayoría se equivoca y con frecuencia. Sin ir muy lejos, cuan equivocada está la mayoría que sigue apoyando al nefasto socialismo chavista, después de 15 años en la mas suprema ineficacia e incompetencia. Esta fue una lección de ingratitud que siempre recuerdo a mis amigos cuando desean aspirar cargos de elección popular.

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