El siguiente post es un homenaje al
Liceo Caracas, donde estudié el bachillerato hace sopotocientos años. Fue uno
de los primeros intentos por escribir relatos sobre mi pasado. Afortunadamente me ayudó a liberar
la musa, seguramente contenida por la felicidad de aquellos tiempos en que
escribir no era mi prioridad. Ha sido el
relato no ficción más leída del blog en diez años.
Quién no tuvo una secundaria feliz, es
la pregunta que me asalta cuando pergeñaba las primeras líneas del relato.
Siempre recordamos con nostalgia los momentos memorables que vivimos en esa
fase de la adolescencia. Quizá cuando envejecemos se nos viene a la memoria
aquellos ratos de atrevida juventud. Sobre todo aquellos episodios que dejaron
huella en nosotros, que los hicieron inolvidables. Esta etapa de nuestras vidas
tiene particular relevancia porque es en esa edad cuando sueñas por primera vez
una vida mejor, ingresar a la universidad y alcanzar un título académico, desempeñar
una carrera profesional. En esos tiempos una carrera profesional era el camino más
honroso para crecer socialmente. En esa edad regularmente se tenía la primera
noviecita, hoy día ya se tiene la primera mujer.
En el Liceo “Caracas” del Paraíso,
estudiaron en su pasado glorioso grandes líderes demócratas del país como
Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Raul Leoni y otros de la “generación del
28”. Y en nuestro tiempo continuaba siendo un verdadero centro de enseñanzas.
Recuerdo que era un liceo que reunía a
jóvenes de la clase media y pobre de la ciudad; pero los pobres no eran
resentidos sociales como los que ha fomentado “la revolución” en estos últimos
quince años. Allí hice amigos de esas dos clases sociales que aun recuerdo,
predominaban los muchachos del Paraíso y Las Fuentes, de San Martin y El
Silencio. Mis dos grandes panas: Manuel Natera (con quien hice mi primer viaje
a Margarita, reseñado en otra crónica) y Arnaldo González, hijo del líder del
extinto partido URD, Pablo González, y quien sería a los pocos años el padrino
de mi boda.
Siempre recordamos con mayor nitidez
los dos últimos años de bachillerato porque es en esos años cuando nos sentimos
líderes de nuestro liceo. Las chamas de tercero (ahora es noveno) se encargan
de darnos mayor importancia o distinción. La solidaridad de los panas en esa
edad es absoluta, recuerdo cuando Zulay, quien fuera mi primera noviecita,
hermana de la cantante Neyda Perdomo, me “cortó las patas” como se decía
entonces, era muy amiga de la chama empate de Manuel Natera, y éste
resolvió en solidaridad conmigo cortarle la patas a esa chama también. Manuel
vivía por Caricuao, pero esa distancia no hacía mella en nuestro deseo de
reunirnos con frecuencia e inventar temas para la rumba. Ahora Caricuao me
parece tan lejos y decadente.
Con Arnaldo la camaradería fue mucho más
prolongada. Recuerdo una payasada en quinto año; por joder lanzamos una plancha
a la elección del centro de estudiantes, Arnaldo y yo encabezamos la plancha. Montamos
nuestro “comando de campaña”, un tarantín con un slogan rarísimo, eran tres o cuatro
palabras en supuesto inglés que nadie entendía. No ganamos aunque sacamos
muchos votos, pero gozamos un mundo (una bola se decía entonces).
Algunos eventos de esos días son
imborrables, como cuando fuimos expulsados del liceo por tres días. Ocurrió que
la subdirectora, una honorables profesora de cara muy arrugadita, a quien los
malvados del liceo le decían “pasita”, un día envalentonados tuvimos el atrevimiento
de gritarle de lejos ese mote y fuimos expulsados y citados nuestros
representantes. Yo no me atrevía a confesarle a mi padre esta fechoría y menos
exponerlo a semejante pena, pues le temía terriblemente, el era un hombre muy
recto e igualmente estricto. Por ello, para evadir ese trance cometí otra
fechoría, le pedí a un amigo adulto de la cuadra, de apariencia avejentada, que asistiera a la
citación pasándose por mi tío, bajo el argumento de que mis padres estaban de
viaje. En esos tiempos no se dudaba de la buena fe de las personas, por lo que
en esas circunstancias no se requería la identificación. Fue así como salí de
ese trance. El viejo pana quien se apareció en el liceo en su moto, no
dejó de reprocharme la vaina que habíamos echado. Pero eran travesuras
inocentes; no marcaron mi personalidad ni mi futuro.
Manuel Natera, era todo un personaje. Recuerdo
que una vez por sus predios de Caricuao, bajo los efectos de unas pasitas (esta
era otra pasita, una bebita de moda entre los estudiantes elaborada a base de
una fruta -piña o pasas- con ron, de fácil acceso económico); yo al volante de
mi viejo Volkswagen, pasamos muy pegados a otro vehículo detenido y lo rayé sin
querer de punta a punta. El dueño al parecer nos vio y nos dio alcance. Cuando
bajamos del carro, el Manuel envalentonado con sus pasitas tuvo la desfachatez
de inquirirle al dueño del carro, arremangándose la camisa y en su
inconfundible acento margariteño, que “cuál era la infracción cometida”. Yo no
soporté la risa y convine con el dueño en pagarle la reparación; lo envié donde
el latonero de mi carrito quien me sacó del apuro.
Cuando se acercaba la fecha de la
fiesta de graduación, hicimos en una casa vecina a la de Arnaldo, en Las
Acacias, una fiesta de pro-graduación para obtener fondos. Algún pícaro a
última hora falsificó los tickets artesanales que habíamos elaborado; por supuesto
el espacio para la fiesta colapsó y hubo unas cuantas broncas a la entrada cada
vez que advertíamos tickets chimbos. Esa fue una noche memorable, además porque
fue la noche cuando me empaté con Zulay.
De ese grupo entrañable de compañeros
he logrado contacto con algunos por Facebook, como Freddy Strauss que se fue a
Valencia y no lo reconozco en su foto actual; Victoria (Vicky) Mijares,
entusiasta practicante de deportes, hoy preocupada activista de la sociedad
civil y Margarita Cadenas, entonces una linda estudiante, hoy, reconocida
directora y productora cinematográfica.
De ese liceo en El Paraíso queda muy
poco que rescatar. A su lado, el parque Naciones Unidas, hoy un inmenso refugio
de damnificados sin esperanzas, parece hacerle camino al destino de mi liceo y
hasta de mi país.
Fue maravilloso estudiar en el liceo Caracas!
ResponderEliminarVisité hace poco el Liceo un sábado si mal no recuerdo, no hay seguridad pude entrar a todas las áreas pues las puertas estaban abiertas, la verdad es que estaba como que si nadie estudia ahí como que no entran alumnos hace como un año, abandonado pues, con la estructura física idéntica, excepto él área donde están las canchas y el gimnasio que ahora una de estas es techada. El estadio de béisbol estaba ese día ocupado por unos equipos que participaban en un torneo, el infield un tierrero y el outfield puro monte alto, es una lástima porque se supone que el Liceo Caracas es especialista en deportes. Estuve ahí y sentí un deya vú, y está mal porque yo egresé en 1983 y ahí el tiempo no pasó, debería estar mejor y moderno. Hagamos un reencuentro, pero un reencuentro para ver en qué podemos ayudar a nuestra alma mater. Nerio Mendoza.
ResponderEliminarWoooo. que bueno escuchar todo lo bonito que era el Liceo Caracas hace años, soy promoción 2012-2013. no ha pasado mucho de esa graduación, la verdad que si decayó en el área social de los estudiantes, la mayoría con malos pasos, algunos deportes mantenían el comportamiento y valores del estudiantado, pero igual me divertí demasiado y conocí a personas maravillosas que les doy mil gracias por todo, muy buen blog saludos.
ResponderEliminarOmar probablemente fuiste pacientes mío si acudiste a circuito médico o revisión con nutrición...
EliminarYo soy de la promoción de 1994 y que gratos recuerdos tuve; por vivir al frente seguí cada cambio y fui testigo del deterioro. Luego tuve la oportunidad de ser el nutricionista de los alumnos de ese liceo que acudían al Servicio Médico en el Parque Naciones Unidas entre el 2007 y 2014, hasta hace año y medio que me fui del país. El orgullo que siento de esos profesionales y famosos que ha cosechado ese liceo, quien nos dejó muchos recuerdos...
ResponderEliminarHola. Mi nombre es MAría FErnanda Fuentes. Soy del 75, pero me parece que tú estás por ahí en esa fecha, porque Zulay Perdomo fue de mi promoción, aunque de otra sección. Te felicito por esta iniciativa. Lo leí porque lo compartió Charito Espinal, de mi salón. Un abrazo.
ResponderEliminarTodos invitados al grupo Liceo Caracas en facebook, yo tambien soy miembro https://www.facebook.com/groups/8535708575/
EliminarQue epoca se lee aqui en esta memoria de verdad que bonito. Mis mejores años de vida los vivi alli en el liceo caracas. Soy de la graduacion 2010-2011, donde medio se podia rescatar algo de personas, donde guardo aun vivencias como si hubieran sido ayer... y de verdad justo ahora me da tristeza ver a los que estudian alli, un poco de malandritos y mala conductas... pero bueno, lo que siempre dire y estoy orgulloso de haber estudiado en el caracas... gracias por relatarnos sus vivencias alli amigo
ResponderEliminarBuenas tardes Olinto Mendez, gracias por tus lineas, encontre tu articulo y lo publique e el grupo, soy de la promocion (1969-1974) del liceo Caracas. Publique tu escrito en nuestro grupo y me gustaria que entraras a el, esta es la direccion https://www.facebook.com/groups/8535708575/
ResponderEliminarHola Milagros. Gracias por tus comentarios. Aprecio que hayan leído el post y que lo difundieran. Entraré en tu grupo. Saludos.
EliminarPromocion 1995 Ramon Chuecos...eramos Felices y No lo sabiamos,buenos Reuerdos de full Rock Nacional ,full Deporte con los Intercursos , un Liceo para Admirar en su Momento...
ResponderEliminarPromocion 1995 Ramon Chuecos...eramos Felices y No lo sabiamos,buenos Reuerdos de full Rock Nacional ,full Deporte con los Intercursos , un Liceo para Admirar en su Momento...
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