Maduro en su laberinto



Muchos venezolanos se preguntan hoy día si el presidente Maduro ignora, duda o no le importa la realidad de la vida de la mayoría de los venezolanos que sufren la falta de alimentos y medicinas, o la violencia criminal y el exagerado costo de la vida (y de la muerte), así como los pésimos servicios de salud, etc. Yo no creo que lo dude, ni que lo ignore, tampoco creo que no le importe aunque a veces parezca esto último. Porque esto sería suponer que tenemos un presidente desalmado, miserable. Me cuesta creerlo, aunque muchos lo admiten y lo afirman. Algunos otros piensan que Maduro vendió su alma al Diablo. Entiendo, es un decir, para significar que el pretendido líder, en aras de lograr sus equivocados propósitos ideológicos sacrifica el bienestar de un país y de sus ciudadanos.

El mismo Ramos Allup decía hace poco en una entrevista, que él consideraba que Maduro “no era una mala persona”, sino que –palabras más, palabras menos- era preso de la estupidez del comunismo y de las intrigas de su gente del PSUV. Hay opiniones diversas sobre esto, pues los comunistas tienen bien ganada la fama de gente perversa, miserable y hasta criminal, aunque busquen parecer solo unos héroes o salvadores tipo Robín Hood, como son los casos del Che Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez y tantos otros.
A lo mejor de la equivocada percepción que pueda yo tener del ser humano que habita en un grandulón con apariencia de bolsa como Nicolás Maduro, es que se me ocurre que un día cualquiera de estos, le sucede algo así:
Un lunes en la mañana, al levantarse Nicolás, le dice a Cilia:

-Oye Cilia, no tengo ganas de ir a Miraflores hoy, prefiero que nos quedemos en casa viendo  una película de vaqueros en un canal del cable.
-¿Y eso Nicolás, qué te dio?
-Cilia, es que ya no me provoca ir a Miraflores. Estoy cansado de este triste papel, de hacerle creer al país y al mundo que yo mando, que me obedecen los ministros o de que el pueblo me sigue y que el partido me respeta.
-Pero Nicolás, si hemos andado un camino terrible lleno de dificultades para que puedas cumplir con el legado de Chávez. No puedes a esta altura echarte para atrás. Tú asumiste ese compromiso con El Comandante, con el pueblo y con el partido.
-Si gorda, pero entiende que ya nosotros mismos no estamos seguros que vayamos por el camino correcto para cumplir el ideal político de Chávez. Yo creo que si Chávez estuviera vivo ya habría resuelto provocar algún estallido social o un golpe militar, de modo de largarse para no quedar ante el mundo como un fracasado.
-Pero bigotón, tú piensas que has fracasado?
-No se trata de lo que yo piense. Se trata de que ya no podemos seguir ocultando al mundo el desastre en que se ha convertido la vida de los venezolanos, no sé si como producto de la guerra económica o de las políticas públicas que me han diseñado nuestros asesores.
-Pero gordo, tú no tienes la culpa de esta calamidad. La caída de los precios del petróleo no es tu culpa. La delincuencia es un fenómeno universal en el que hemos hecho todos los esfuerzos para superarla. La guerra económica te la están haciendo la oligarquía y Fedecámaras para tumbarte. Esos bachaqueros surgieron de alguna experiencia del fascismo que algún hijo de puta trajo al país y ahora parece imposible combatir esa plaga.
-Eso precisamente, Cilia, es lo que me temo. Esa dinámica del bachaqueo llegó para quedarse. Inocularon en la sociedad esa práctica criminal y ahora, hasta reconocidos economistas o sociólogos de la misma oposición lo justifican, diciendo que esas prácticas son producto de las malas políticas económicas de los gobiernos comunistas que provocan esos comportamientos en los más necesitados que buscan hacerse de dinero. Sí es la guerra económica,  esa tesis no termina de convencer sino a unos cuantos fanáticos nuestros.
-¡Ay gordo, pero que estupidez la de esos analistas! Eso no se puede justificar, porque la gente de los cerros también ha sido afectada por los altos precios que los bachaqueros le ponen a los productos.
-Pero además Cilia, ese bachaqueo tiene su origen en los mismos comerciantes interesados en la escalada de precios, Tu no ves que los primeros que comenzaron con esa vaina fueron los vendedores de vehículos engordando los carros por fuera de los concesionarios, con unas supuestas  listas en que se anotaba la gente. Ahora esa reventa es con todo, con los cauchos, las baterías, etc., y esos no son ningunos marginales. No te acuerdas el viejo ese oligarca, anterior dueño de Globovisión, que le descubrimos una pelota de camionetas Toyota escondidas en una mansión en el este de Caracas.

-Si, es verdad Nicolás. Por cierto, ese pendejo no sacrificó su patrimonio por sus televidentes, apenas se vio amenazado de perder el canal, lo vendió. No aguantó dos pedidas.
-Así es Cili, esos oligarcas son todos unas ratas. Que pueblo ni que pueblo. Lo que les interesa son los billetes.
-Pero Nicolás, de verdad estas depre, que no quieres seguir liderando la revolución?
-Mira gorda, ya esta revolución está entrampada, sin salida. No le veo camino. Sin la chequera que tenía Chávez es imposible. Mira lo que está pasando en Brasil con Dilma y lo que pasó en Argentina con la Cristina Kirchner. Evo ya tiene su tiempo contado en Bolivia. Correa está medio guabinoso. Yo no puedo ahora comprarme apoyos en el Caribe con la crisis económica que tenemos en Venezuela. Qué puedo esperar que ocurra conmigo. Yo no quiero quedarme a esperar la patada que me dé algún generalote del alto mando militar, porque esos carajos me van apoyar hasta cuando la macolla les de ganancias. Después me van sacar el culo y se van a cuadrar entre ellos su salida campante del país. Si es Diosdado, anda procurando salvar su propio pellejo, dudo que se ocupe de salvar el mío.
-Pero Nico, no podemos ahora dejar el pelero. Son muchas las cosas que debemos dejar blindadas en Venezuela. Nuestra casa en Irán apenas están construyéndola. El  rollo de mis sobrinos no lo hemos podido siquiera mediar para que no les den cadena perpetua. No sabemos qué puede salir del escándalo de los Panamá Pappers. Con tantos enemigos, a cualquier estúpido puede darle por mencionarnos y embromarnos. Yo creo que debemos esperar un poco más Nico.
-Cilia, de verdad que estoy cansado de hablar tantas mariqueras en cadena y siempre se me ocurren unas vainas locas que no logro controlar y sirven después para que hagan chistes de mi en las redes. Me insultan demasiado en Twitter y ya cuando voy a la calle son puros cacerolazos y  alertas de amenazas; todo me indica que el pueblo no me quiere. Tampoco quiero someterme a un revocatorio porque sé que lo perdería y no soportaría una salida del Gobierno tan humillante.
-Pero Nico, y la cantidad de motores que has puesto en práctica para relanzar el aparato productivo.
-No gorda, no sigas creyendo en esas pendejadas, esos son unos salvavidas que hemos lanzado por recomendaciones de Raúl para ganar tiempo, pero de allí no va salir nada bueno. En cualquier momento surge algún escándalo de corrupción en relación con uno de esos motores y entonces van a pasar aceite. Lo único que pudiera salvar a la revolución es una subida significativa de los precios del petróleo. Y eso no parece probable en lo inmediato.
Otro tema que me tiene cansado es ese enfrentamiento con la bancada de la oposición de la Asamblea Nacional. Ese peo permanente no estoy seguro que pueda darnos dividendos políticos. He sabido que ya el pueblo repudia lo que está haciendo el TSJ.
-Claro gordo, pero la gente de lo que está pendiente es de comprar comida, les importa un carajo esa Asamblea. El pueblo sabe que esa Asamblea lo que persigue es sacarte del gobierno.
-Pero Cilia, es que de algún modo yo me siento casi fuera. No ves que tuve que crear esa empresa petrolera para mantener contento al alto Mando Militar y que Padrino me tenga a ese grupo de sediciosos bajo control. Todo porque Raúl piensa que si no hacia eso, tenía mis días contados.
-Ay Nicolás, ya no se qué pensar. Porque yo veo que a esos militares corruptos les interesa también que tú te mantengas en el poder, para ellos estar tranquilos y confiados en que no llegará una fuerza extranjera a sancionarlos.
-Bueno Cilia, se nos enfría el café. Prende el televisor y olvidemos por un momento quienes somos. Bueno, ya ni sabemos qué carajo somos.
(Esta conversación supuesta la hice utilizando un lenguaje medianamente serio, pero no estoy seguro que en la vida real esta parejita sea tan comedida para exponer sus ideas)



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