El último cordonazo



Una mañana de octubre de 2016 en que caía sobre Caracas el mentado Cordonazo de San Francisco Oliver daba los últimos retoques al  apartamento del Centro Residencial Solano en Sabana Grande que entregaría a una administradora para alquilarlo.  Al finalizar decide tomar su almuerzo en su restaurante preferido de la zona, el Rías Gallegas, un viejo restaurante de comida vasca que se resiste a desaparecer y compite férreamente con los otros moribundos comederos de la cuadra de Apamates que calzan más o menos las mismas estrellas en calidad y servicio. Apenas ingresa al negocio busca en la barra el taburete vacio que acostumbraba ocupar en sus mejores tiempos de asiduo comensal y tropieza su vista con un viejo amigo al que vio por última vez precisamente en esa barra hace bastante tiempo. José Fernández le saluda entusiasta,  siente por Oliver una amistad de las verdaderas, de las que en sus tiempos se profesaban los compañeros de trabajo y que en los años setenta se manifestaban con elocuencia en las mejores barras de los botiquines de Parque Central.

-¡Epa Oliver!, tu siempre fiel a esta taguara,

-Así es mi pana, ahora con más razón que los restaurantes buenos quedaron solo para los ricos. Este dinosaurio hay que mantenerlo vivo. ¡Los otros de la cuadra  lucen ya exhaustos!

-¿Y entonces, cómo van tus planes de partida?

- José lo que lamento es no haber tomado esa decisión hace años cuando se fue mi hija a Canadá, era más fácil todo, desde vender los inmuebles y los  vehículos hasta apostillar las partidas de nacimiento.

-¿Y qué, es muy complicado eso ahora?-

-Lo difícil de la venta de activos es por la circunstancia o riesgo país como dicen los economistas. No hay inversión porque hay mucho miedo. Pero los trámites administrativos en la Cancillería y en el Ministerio del Interior para los antecedentes penales los están haciendo cada vez más engorrosos, pareciera que el Gobierno no quiere que la gente abandone en desbandada el país-

-Desde luego, porque eso sería otra prueba evidente del descontento con el gobierno-

-Pero Oliver tú no te has planteado la posibilidad de no irte, no lo digo por el tema de la morriña y los afectos, sino porque la situación pudiera revertirse y los horizontes en el país sean nuevamente favorables-

-Mira José, yo te comenté la otra vez lo difícil que resulta para mi dejar Venezuela para irme a morir en otro país. Por eso cada día busco señales de los sectores del gobierno, como el militar, el mismo PSUV, el CNE, o de los países y organismos internacionales que pudieran ayudarnos a salir de esta pesadilla como Estados Unidos o la OEA y no encuentro nada que me haga pensar ilusoriamente en que vamos a salir de este infierno. Pero es que además yo soy de los que piensa que este país es otro. Yo me siento extranjero en este territorio que todavía llamamos país.


-¿Cómo así Oliver?

-Aquí no hay instituciones donde reclamar o ejercer derecho alguno, salvo que sea para joder a una persona de la oposición. Esta república bananera es una anarquía total y absoluta, comenzando por el coño de su madre del Presidente, que hace lo que la da la gana para no someterse al referéndum revocatorio. No hay constitución que valga para estos zánganos, ni leyes que no puedan patear a la hora de evadir la consulta electoral. No ves como se burlaron de la Asamblea Nacional, de la Constitución y del país, mandando el presupuesto nacional para que lo apruebe “la cloaca”, como le dice Ramos Allup al TSJ. Ya están hasta inventándose una para no hacer elecciones regionales.


-Si es que esos magistrados son unos serviles sin escrúpulos, que prácticamente eliminaron la Asamblea Nacional. Cómo puede explicarse esa vaina, si es el parlamento el que designa a los magistrados.

-Y lo mas arrecho es que esos magistrados fueron designados fraudulentamente por el parlamento anterior.

-Bueno pero a esa gente le puede pasar lo que a Fujimori y sus secuaces, cuando cometieron esos atropellos contra las instituciones en el Perú.

-Pero es que a estos delincuentes les debería caer una justicia internacional y sanciones bien arrechas, porque lo de Fijimori, no es que yo lo justifique, pero fue un caso muy diferente. Fujimori lo hizo para acabar con “Sendero Luminoso”. Todo Perú lo apoyaba por lo que esos terroristas significaban para la paz y la tranquilidad del país. En ese momento la Asamblea del Perú era un escollo para que Fujimori aplicara las medidas que necesitaba para acelerar la extinción de esos bichos.


-De verdad que es bien diferente, porque Maduro lo está haciendo pero para acabar no con terroristas sino con el propio país y la democracia, y para no rendir cuenta de su malversación y dispendio del tesoro en sus vagabunderías revolucionarias.

-Pero es que además, lo hace sin tener el apoyo popular. Lo que existe es un repudio general a su gestión.

-Por eso José yo creo que la gente que queda en Venezuela es otra. La anarquía que han generado estos sinvergüenzas chavistas se ha instalado en la sociedad marginal que abunda en esta vaina. Ya Chacao dejó de ser el ejemplo de conducta ciudadana que teníamos antes. La anarquía incentiva la basura, el tráfico, la delincuencia, los malos servicios incluyendo ahora El Metro, la delincuencia policial, el deterioro de los hospitales y las calles convertidas en baños por el malandraje y los motorizados que se multiplican como cucarachas. Esta ciudad se ha hecho insoportable. Venezuela no volverá a ser como antes así estos mamarrachos alguna vez dejen el poder. Además estoy convencido de que los venezolanos están cansados de la marchadera, porque eso no deja nada en una dictadura, sino muertos, heridos y presos políticos-

-Además Oliver, a los venezolanos nos gusta tanto la comodidad, nos hemos acostumbrado a la holgazanería que promueve este régimen y a dejar que otros hagan el sacrificio. No me los imagino saliendo a tomar las calles sin retorno, amparados en el 350 de la Constitución. Eso duraría apenas una noche y un grupo pequeño quizá lo intentaría. Oliver, pero se te va a calentar la cerveza. Julián –le requiere José al barman- ponle unos hielitos a la cerveza del pana´. Mira y qué vas hacer con el apartamento que tienes aquí cerca?-

-Ese es otro tema. Me he decido a alquilarlo porque las ventas están imposibles. Salvo que lo venda regalado que es lo que le gusta a la gente-

-Pero alquilarlo es otro peo, con esas leyes chavistas que protegen a los inquilinos y a los invasores-

-No lo voy a saber yo. No leíste el libro de Alberto Barrera Tyszka, “Patria o muerte” que relata el caso de un propietario que tuvo que pagar unos malandros para que se metieran abruptamente a vivir con el inquilino. Fue la única forma de que el tipo le desalojara el apartamento.

-¡Así es la vaina! Un sicariato menor-

-Sí, y el inquilino era un alma de Dios cuando comenzaron, pero se le abrieron las agallas con las leyes de Chávez y pretendía quedarse para siempre viviendo ahí-

-¿Y entonces cómo vas hacer?-

(Continua en el libro.."La decisión de Oliver"

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