Abismo rojo




Semblanza sobre el abismo que viven los venezolanos y las similitudes de ese drama con el de los pasajeros del Titanic la madrugada de su hundimiento.    


“El otrora país saudita ahora en sus estertores, como el “Titanic” desbordado por los efectos previsibles de un aparatoso e imprudente impacto, ha iniciado el momento cumbre de su hundimiento sin posibilidades de rescate. El capitán totalmente perturbado gira a la tripulación instrucciones destempladas y movidas más por la angustia y la desesperación que por el raciocinio.

Sus pilotos, timoneles y jefes de maquinas, abrumados por los reclamos de los pasajeros que piden auxilio e información sobre sus posibilidades de sobrevivencia, optan por poner a salvo sus objetos de valor y su vida, apertrechando sus reservados botes salvavidas con lo mejor del botín a bordo.

El capitán, en un rapto de desesperación, convoca a proa a los fieles de la tripulación y a lo que queda del contingente de pasajeros que creyeron ciegamente  en la travesía feliz y segura escogida por un engreído e improvisado capitán  que apenas había subido a un peñero y tuvo la osadía de asumir la navegación de ese inmenso buque en medio de aguas turbulentas, con unas cartas náuticas elaboradas por un desquiciado navegante -ya fallecido- que solo soñaba con epopeyas y batallas napoleónicas.



El torpe capitán convencido de la grandeza de su legatario se aferra en cumplir “rodilla en tierra” apoyado por sus pusilánimes marineros las coordenadas de esa peregrina y absurda carta de navegación que a todas luces conduce al abismo, pero como bien reza el dicho “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. En su locura le acompañan músicos de cámara abstraídos de la catástrofe que luce inminente.

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