Las últimas horas en Sebucán







Las últimas horas de Oliver en Sebucán antes de bajar a Maiquetía solo le sirvieron para meditar sobre el drama de los venezolanos. La expresión de Mike Pence “Vayan con Dios”, que utilizó el gringo en reacción al fracaso de la reunión con el Grupo de Lima, el 25 de febrero, cuando sus miembros no apoyaron la intervención militar como remedio a la terrible pesadilla que vive el país, es la más clara perspectiva de la suerte de esta acorralada población que hoy se apega a la oración y a un accidental liderazgo juvenil que los mantiene unidos movilizándose en todo el país en una suerte de “Titanic” recargado. El joven diputado Guiadó hace infinitos esfuerzos por representar la esperanza de quienes creen en salidas pacíficas y milagrosas o intervenciones gratuitas de la comunidad internacional. De verdad que necesitamos de la intervención divina si no es posible la militar para detener este infierno en que se ha convertido la vida de todos, porque hasta los chavistas que visten de rojo y aplauden las torpezas de su "lider" sin saber porqué, viven su propio infierno: el desprecio de la mayoría de los venezolanos.

Oliver no sabia si publicar este post estando en el país, ya que la sensibilidad del régimen a la critica se ha hecho sentir despiadadamente sobre quienes le adversan, como puede inferirse de la suerte que han tenido periodistas venezolanos y extranjeros en estos ultimos días y además porque tampoco quiere desilusionar a quienes se aferran a Guaidó como el poseedor de la llave de la última puerta. 

No obstante, optó por hacerlo unas horas antes de subirse al avión.


 "Acosado ya no por sus penas personales sino además por la calamidad general desatada sobre la población venezolana por la falta de energía eléctrica que el Gobierno infame, incapaz de asumir como responsable, pretende achacarlo a la "planta insolente del extranjero", lo que solo sus mamertos  "rodilla en tierra" creen a ciegas, Oliver se subió al último tren de la diáspora que se le ofrecía.  Ese trance de la oscurana nacional, advertido por los expertos durante años cuando ocurrieron otros apagones, lo redujo a un estado de impotencia para sobrevivir en medio de la debacle, y finalmente no encontró mas excusas para rechazar la invitación de viejos amigos a probar suerte en "el Imperio". Piensa que sus remembranzas sobre los últimos momentos del "Titánic" escritos en el curso de los últimos años en su blog le resultaron meras parodias del recuerdo de un abismo fantástico y se le hizo presente una dantesca realidad que sobrecogió a una población desesperada. No merecemos una tortura genocida -se dijo- creo que llegó el momento de ponernos a salvo y eso solo es posible cruzando la frontera." 

"Pienso que la cruzada encabezada por el diputado Guiadó ya parece una versión fílmica de un sueño frente a una realidad que nos aplasta. No basta la unidad de los venezolanos, ni la solidaridad internacional alcanzada, frente a este monstruo de mil cabezas que es el Gobierno tutelado por La Habana, respaldado por Rusia y China y sostenido por una secta militar desalmada y armada hasta los dientes. Creo que perdemos el tiempo invocando disposiciones constitucionales que nada valen en un país donde la democracia es solo ahora un mal chiste. Sin la acción determinante y resuelta del Pentágono que no se activa solo por generosidad o solícitos clamores humanitarios, la historia de Venezuela parece camino a reproducir el vergonzoso y penoso caso cubano. Creo que estamos venerando prematuramente a esta versión política de "San Martín de Porres".

Escritos antes del apagón

Oliver había acompañado hace algunos días a su primo Joshua al aeropuerto para despedirlo, era el ultimo de la familia que optaba por expatriarse. Sin embargo, lo notó dubitativo, lo perturbaba la circunstancia de tener que decidir si abordaba ese vagón de la diáspora hacia el Imperio que le habían ofrecido unos amigos antes del esperado desenlace que muchos suponían ocurriera el 23 de febrero de 2019, con ocasión de la entrada a Venezuela de la ayuda humanitaria que encabezaba el diputado Guaidó,  o quedarse a esperar dicho episodio confiando en que a partir de ese momento surgiría de la cenizas como el Ave Fénix un nuevo país de oportunidades. Lo acosaban muchas dudas sobre ese evento esperanzador que mantuvo en vilo a la mayoría de la población venezolana que había ofrecido todas sus plegarias a esa última oportunidad de salir del ominoso régimen autoritario que le aplasta.  Joshua ttene presente que Oliver en un post tres años atrás afirmara que Venezuela solo saldría de esta ignominia de gobierno si el presidente de los Estados Unidos resuelve con autoridad someter unilateralmente a los militares venezolanos tutelados por el GD cubano. Le comenta que cuando escucha gente de la blanda oposición  como el candidato comodín Falcón o el masista Ochoa Antich aducir  que el problema “es de los venezolanos y solo nosotros tenemos que resolverlo”, o que con las medidas guabinosas o pusilánimes de la Unión Europea o de la ONU se alcanzará la libertad del pueblo venezolano como suponen eminentes políticos de la talla de Felipe González o el presidente Duque de Colombia, se le quiebra el espíritu de lucha porque también está convencido que solo la inminencia de una intervención militar extranjera incitaría a la mafia que nos gobierna a abandonar sus cargos. Solo así –se dice- concluirá el infame gobierno militarista comunista, de lo contrario nos espera una tiranía de 50 años o más como la cubana.
Anima a Oliver a sugerirle una opción distinta del Imperio, pero a éste ya no lo atraen los países del sur de América donde meses atrás intentó probar suerte y problemas familiares lo rebotaron de regreso a su pesadilla. Oliver se muestra apático a un nuevo intento por el sur, cuya dinámica de vida se ha visto afectada por la multitud de venezolanos que llegaron a esos países añorando trabajo y buena alimentación y han encontrado serias dificultades para obtener buenas oportunidades de crecimiento profesional. Esas economías -dice- se han visto perturbadas por el impacto de la inmigración venezolana y es poco lo que puedes esperar de prosperidad en esos espacios colapsados.

Al día siguiente -23 de febrero- se produjo la acción criminal de la Policía Nacional Bolivariana y de grupos delictivos afectos al Gobierno, quienes tanto en la frontera con Brasil como en la colombo venezolana, dispararon a mansalva a los transportistas y civiles que acompañaban el paso de las  gandolas, produciendo muertes e incendio de la carga humanitaria, con lo cual impidieron que se concretara la esperada salvación del pueblo necesitado de comida y medicinas.

Oliver no entiende porque la gente que dudaba de la inteligencia de Maduro que es la gran mayoría, esperaba una conducta diferente de la que este señor asumió al sabotear criminalmente el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela el día 23 de febrero. Ese día se puso en evidencia la torpeza esperada del "mandatario" que discrepaba abiertamente con la actitud del segundo a bordo, el maquiavélico Diosdado, quien manifestaba públicamente que se permitiría ingresar la ayuda “siempre que ningún soldado extranjero pisara el suelo sagrado de la Patria porque sería recibido a plomo”. Y agregaba, que los venezolanos que recibieran esas medicinas y alimentos asumían su responsabilidad si les causaba algún daño porque el gobierno les había advertido del mal estado de esos productos. El desenlace de esta faena fue lo que todos vimos por las redes, un ataque despiadado a los transportistas inermes por parte de cuerpos policiales y paramilitares, seguramente obedeciendo órdenes del jerarca en franca contradicción con la aparente posición de Cabello.
Sin duda, la salida inteligente para el bando de Maduro al ingreso de la ayuda humanitaria era dejarla pasar pacíficamente y con ello el Gobierno de los Estados Unidos, principal mentor de la incursión militar, quedaría sin argumentos para seguir propiciando, al menos por un tiempo, la amenaza de fuerza bélica. Total, el Gobierno de Maduro ya había admitido públicamente la necesidad de ayuda cuando autorizó el 22 de febrero el ingreso de alimentos y medicamentos provenientes de Rusia.
Hoy el régimen estaría en mejores condiciones para solicitar a la ONU y a la comunidad internacional su cacareado subterfugio del "diálogo", pero se impuso la torpeza del primer mandatario sobre la idea del otro. La procesión va por dentro.
Por ello me sorprende que mucha gente de la oposición esperara un desenlace diferente ese día, cuando para los propósitos de los duros ocurrió lo que estratégicamente tenía que ocurrir. Ahora Donald Trump tiene mayor apoyo internacional para sus temibles pasos futuros.

El régimen luce desconcertado por la osadía de Guaidó. La oposición parece igual, celebrando sus acciones sin tener claro hacia dónde va el barco. Solo parecen tener la sensación de que "vamos bien". Todos en el limbo, esperando que ocurra no sabemos qué, ¿la implosión en el bando narcomilitar y en el PSUV.? ¿Mayor contundencia en las acciones de Trump?, ¿la rendición del títere de La Habana.? Veremos!

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La reunión del Grupo de Lima con el Vice presidente de los Estados Unidos Mike Pence y el Diputado Juan Guaidó el día 25 de febrero, posterior a los delitos de lesa humanidad cometidos por  Maduro y sus secuaces, al incendiar los camiones que transportaban la ayuda humanitaria hacia Venezuela y disparar a mansalva contra la población inerme que celebraba su entrada, concluyó con la desdichada decisión de rechazar una intervención militar en Venezuela y procurar una solución pacífica y constitucional al drama terrible que viven o sobreviven los venezolanos que quedan en suelo patrio. Esta estúpida decisión fue saludada con resignación formal por el gringo Pence  con un "Vayan con Dios". Y es que esta invocación a la providencia es de lo más acertada,  pues los venezolanos han quedado con esta timorata resolución a la espera de un milagro que subvierta la pesadilla. Pero en geopolítica no existen milagros. Esa decisión pone al descubierto el verdadero talante de los presidentes demócratas del hemisferio, que es cuidar estúpidamente sus intereses políticos. No quieren crear el precedente de que el imperio norteamericano pueda intervenir militarmente -una vez agotadas todas las otras opciones pacíficas- así sea con el consentimiento de los países de la subregión, para salvar del apocalípsis y el holocausto castro comunista a un país miembro del grupo, como si temieran que un episodio intervencionista similar pudiera repetirse en contra de sus propios países y gobiernos. Y me pregunto, es que acaso estos presidentes suponen que ellos pudieran ser protagonistas de una barbarie como la que ha cometido el hijo de Chávez y por ello temen ser objeto también de una medida épica de esa naturaleza. Pues solo caben estas acciones imperialistas cuando el desmadre presidencial es obsceno e irracional, criminal y nefasto y no quede otra opción pacífica realmente justa para una población aplastada y humillada. No entiendo a estos políticos. El cerco diplomático no será suficiente, olvídenlo. 

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El 1° de marzo el dirigente político Eduardo Semtei hablaba en televisión de lo terrible que sería un ataque militar de Estados Unidos sobre Venezuela, ya que en su pensar los gringos pudieran atacar el Puente sobre El Lago para inhabilitar esa región e interrumpir el desplazamiento de tropas hacia esa frontera. También atacar Guri  y otras instalaciones generadoras para quitarle la electricidad al Gobierno; bombardear los aeropuertos de Maiquetía y La Carlota, así como otros de la provincia para impedir los vuelos de la aviación militar. Yo no creo que la intención de los gringos sea destruir el país y sus principales ciudades para liquidar al régimen. Tampoco creo que van a exponer sus marines en una guerra convencional sobre un terreno desconocido para ellos. La tecnología de que ellos disponen les permite una operación quirúrgica y puntual con misiles y sin exponer mucho eliminar puntos estratégicos como son los fuertes militares del país y la sede del poder ejecutivo. Con ello sería suficiente para hacer rendir a estos miserables que ultrajan a la población. Claro, seria muy conveniente que el Pentágono nos aclarara a qué nos exponemos con esa jugada.                                                        ............


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