"Oliver prefiere morir" Novela
Oliver
prefiere morir
Novela escrita en
clave de crónica que recrea pasajes de la vida del abogado Oliver Montilla durante
los años de la decadencia de la democracia en Venezuela, en pleno auge el
“proceso revolucionario” iniciado por Hugo Chávez. Retirado del ejercicio
profesional y de la banca donde prestó servicios por muchos años, claudicó en
ambos sectores por razones diferentes. Del ejercicio del Derecho porque
consideró que en Venezuela no vale la pena ser abogado,”!Es una infamia el ejercicio profesional y la administración de
justicia!” -sostiene- y respecto de la banca no oculta su desencanto con el
sistema financiero venezolano. Está
colmado de falacias, tanto en las políticas públicas como en el orden
institucional. Privan los intereses personales sobre la responsabilidad social.
Casi todas las
historias transcurren en torno a su círculo de vecinos y amigos que viven o
frecuentan un sector residencial emblemático de Caracas, Sábana Grande, la avenida
Solano López, la antigua zona bohemia de la República del Este, sus legendarios
pub El Gran Café y El Maní es Así, y la cuadra
gastronómica española entre las calles Apamates y Los Manguitos.
Estas historias son también,
sin pretenderlo, expresiones de una posición personal sobre temas como la
amistad, el amor, la lealtad, la fidelidad, la solidaridad, la venezolanidad y
otros sentimientos. El título del libro obedece a un pasaje de uno de sus
capítulos más ligeros, que realmente tiene poco de necrofílico, pero fue un
capricho de su autor porque siempre quiso bautizarse con ese nombre.
Oliver prefiere morir en la ruleta rusa de Venezuela, que en la tristeza y el olvido como suele
ocurrir en el exilio a quienes se han ido sin tener alma de migrantes. Tiene
mucho arraigo en su país. Piensa en lo duro que debe ser soportar la pena de
decirle adiós a sus afectos.
(Esta
novela la terminaré de escribir en octubre de 2016, cuando muy probablemente
Oliver haya decidido qué hacer con los años que le quedan)
Estaré ausente
por tres meses del blog, por lo que agradezco a mis lectores su consecuencia.
Volveré en septiembre.
Hermano, no hay prisa para morir, el desencanto que nos da la vida, la angustia de un pais a la deriva, los sin sabores pues,...no son razon suficiente para dejarse morir; sin embargo, hay futuro, desde nuestras experiencias y sueños, podemos contribuir al renancimiento del pais, en estos 25 años vitales que nos quedan, yo no renuncio a ello.
ResponderEliminarHermano, no hay prisa para morir, el desencanto que nos da la vida, la angustia de un pais a la deriva, los sin sabores pues,...no son razon suficiente para dejarse morir; sin embargo, hay futuro, desde nuestras experiencias y sueños, podemos contribuir al renancimiento del pais, en estos 25 años vitales que nos quedan, yo no renuncio a ello.
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