Reflexiones en Makedonia
Aquí tienes una versión mejorada del relato que conserva la esencia de las reflexiones de Oliver, mientras se cuida la claridad y fluidez del lenguaje:
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"Creo que la nostalgia por mi Ávila, por mis panas y por la belleza de las mujeres venezolanas terminaría aplastándome el espíritu. Yo duermo con vista al Ávila. ¿Te imaginas vivir sin eso?"
Con esta reflexión, Oliver escribió en un post anterior titulado “El laberinto de un golpista”, expresando el pesar que sentiría si abandonara el país, siguiendo la diáspora que ha desbandado a Venezuela. Pero ahora, en su “exilio” en Maracaibo, se da cuenta de lo profundamente arraigado que está, no solo a Venezuela, sino específicamente a Caracas.
“No veo el momento de regresarme a Caracas” —dice Oliver con nostalgia—. Extraña la adrenalina de las intimidantes calles de Caracas, las estaciones del Metro, el bullicio de Chacaíto y el ajetreo de Sabana Grande, me cuenta, añorando cada rincón de la ciudad.
"Necesito caminar el paseo de Los Palos Grandes, ver volar y oír las guacamayas en el Parque del Este, tomar café en Arábiga, jugar tenis en el Hotel Ávila con mis panas de Corpoelec, y almorzar en Rías Gallegas”. Pero, resignado, sabe que tendrá que esperar hasta marzo, cuando le entreguen su apartamento. Mientras tanto, reflexiona sobre los pasos que le restan en este camino empedrado que enfrenta en la tercera edad. “Este paso en falso que di viniéndome a Maracaibo me ha salido muy caro", reconoce. Compró en "Makedonia" y, de pronto, el valor del bolívar cayó estrepitosamente con la escalada del dólar "Today", arrasando con las inversiones de quienes, como él, usaron sus ahorros del exterior para adquirir inmuebles.
Desde Maracaibo, Oliver también observa la arena política y comparte su perspectiva:
“La oposición sigue dando palos de ahogado. Ese ‘diálogo’ tan cacareado seguramente será otra patraña de los chavistas para calmar la presión internacional y desmotivar a los votantes opositores, ya bastante desilusionados tras las elecciones recientes. Las alcaldías para la oposición son como botellas vacías para un borracho: no pueden hacer mucho. Tendrán en contra a los consejos legislativos, consejos comunales, gobernadores, el Ejecutivo Nacional, el TSJ, toda la justicia ordinaria, el Ministerio Público, la Contraloría General, y hasta la Asamblea Nacional Constituyente. Para recibir el presupuesto tendrán que rogar”, concluye, categórico.
"Es probable que el diálogo no llegue a nada. Es como juntar dos banderas incompatibles. La del gobierno busca que se reconozca su Asamblea Nacional Constituyente para aplastar a la oposición impunemente; la de la oposición exige el reconocimiento de la Asamblea Nacional legítima y la restitución de sus facultades. Ambos órganos son como imanes con polos opuestos: no pueden coexistir sin excluirse mutuamente”.
Sobre las recientes detenciones de funcionarios petroleros chavistas corruptos, que alcanzaron a exministros y expresidentes de PDVSA, Oliver reflexiona que podría verse como un intento de rectificación de Maduro, aunque también parece más un ajuste de cuentas entre las diversas facciones que gobiernan el país y que ahora se pelean por lo que queda del botín petrolero.
Respecto a las elecciones presidenciales de 2018, Oliver observa que el panorama comienza a despejarse. Ya asoman algunas candidaturas: Nicolás Maduro, Ramos Allup o Antonio Ledezma, y probablemente algún “comodín” que el G2 cubano seguramente estará preparando
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