Capítulos SIETE y OCHO de Memorias del abismo
El contenido fue suprimido para integrar un libro que será publicado próximamente
Esta es la primera ocasión en la que me han invitado a prologar un libro y agradezco que ella haya venido de la mano de Olinto Méndez Cuevas. Olinto ha sido alguien cercano por más de cuarenta años. En un lapso como esté, he presenciado con atención su evolución desde un ávido joven abogado en búsqueda de oportunidades a un veterano ejecutivo de la banca, quien decidió usar la escritura como medio para expresar su perspectiva y preocupación acerca del deterioro institucional de Venezuela.
Olinto y yo provenimos de perspectivas narrativas distintas, las cuales nos sitúan en dos mundos diferentes. Mi filosofía narrativa intencionalmente se aleja de las posiciones políticas y se centra en el análisis de la data dura, “papers” y el metaanálisis, dejando un espacio nulo a las descripciones llenas de sustantivos y analogías. Mi método para ensamblar mi comprensión de un fenómeno usa extensivamente el análisis situacional, los análiticos de datos y en ciertas ocasiones, la ciencia de data. Pese a que el deterioro institucional venezolano ha tenido efectos permanentes en mí y mi familia inmediata, prefiero este acercamiento para mi caso personal.
Sin embargo, un evento reciente produjo un encuentro de dos mundos. El nodo que produjo el encuentro de ambos mundos no ha sido otro que las elecciones en Venezuela de Julio 28, 2024: el día de la consagración de la dictadura Chavista.
Para mí, este momento representa el punto en el que la base dura del chavismo se redujo en 3 millones de votos, como resultado de un deterioro histórico de la industria petrolera, niveles inflacionarios de más de 5 dígitos, un exiguo sector productivo y una infraestructura tecnológica lo suficientemente endeble como para exacerbar los efectos de la pandemia en el PIB. Para mí, la elección fue el momento en donde se demostró con data dura, y fuera de las voces de los operadores políticos, el rechazo popular al proyecto socialista. Peor aún, ese momento mostró al mundo los extremos que tomaría el gobierno Chavista para contradecir sus propias reglas en aras de perpetuarse en el poder -consagrando así una dictadura que fue formalizada en 2016.
Para Olinto, la referencia a 2016 vendría con estas palabras: “El otrora país saudita ahora en sus estertores, como el Titanic desbordado por los efectos previsibles de un aparatoso e imprudente impacto, ha iniciado el momento cumbre de su hundimiento sin posibilidades de rescate. El capitán Macuto totalmente perturbado gira a la tripulación instrucciones destempladas y movidas más por la angustia y la desesperación que por el raciocinio”.
Sin embargo, e indistintamente del mundo de origen del comentario, Olinto y yo confluimos en el diagnóstico relativo al futuro inmediato de Venezuela. Diagnóstico esbozado en la sección final de este libro.
Memorias del Abismo es el relato del deterioro institucional de Venezuela y el advenimiento de la dictadura socialista desde la perspectiva personal de Olinto. Su estilo narrativo combina momentos fabulados, relatos cuasi periodísticos, referencias a la cultura popular y analogías marítimas para mostrarnos las causas-fuerza (eventos) y nodos que definen la actual coyuntura, o dirección histórica de Venezuela, en términos de la inevitable consolidación de la dictadura Chavista.
La estructura del libro viene en una secuencia de capítulos numerados, en los cuales el autor comparte su posición personal a través de ideas llenas de sustantivos y, en algunos casos, coloquialismos para compartir su perspectiva personal sobre los distintos momentos y sucesos que decoran la historia de Venezuela a lo largo del último cuarto de siglo. Olinto nos pasea por ellos desde el punto de vista de un narrador testigo, quien en algunas ocasiones se introduce directamente en el relato como parte de este.
Las historias del libro no están organizadas en strictu sensu o con el rigor típico de un libro de texto. En lo personal, este fue un aspecto bastante agradable porque me recordó a aquellas exposiciones en la que el artista plástico usa intencionalmente retazos sin conexión aparente para armar el rostro de un personaje famoso. Estas obras usan la perspectiva y el posicionamiento del espectador para comunicar un mensaje coherente, el cual no podría ser apreciado si éste no se encuentra en el lugar correcto. Olinto logra ubicarnos en el punto correcto a lo largo del libro para comunicar su mensaje con claridad meridiana.
Memorias del Abismo es un texto que invita al lector a rememorar sus propias vivencias durante los sucesos descritos allí. Para aquellos venezolanos quienes crecieron y han vivido esta particular circunstancia histórica, va a ser realmente difícil aislarse de los sonidos, olores y sabores de los momentos relatados a lo largo del libro. Las páginas de este compendio de relatos nos regalan esta experiencia repetidamente.
Un ejemplo de ello lo viví en el capítulo 19 cuando mencionaba la orden de rodilla en tierra. Esta consigna ha sido consistentemente utilizada por el gobierno con propósitos de propaganda. Para mí es realmente imposible no tener una postura emocional cuando escucho al gobierno venezolano usar esta expresión, ya que fue mi tatarabuelo John William Hill quien ejecutó esa orden durante la Batalla de Carabobo. La orden es conocida como “Rodilla en Tierra” porque mi ancestro estaba muy herido para darla de pie. Mi tatarabuelo no volvió a su país natal luego de este suceso y se estableció en Venezuela para vivir en un país libre. Tengo dudas de que él se sentiría feliz al enterarse que dicha orden está siendo utilizada por una dictadura.
Considero que la audiencia de este libro no debería limitarse exclusivamente a los venezolanos. Aunque los relatos están narrados desde una perspectiva profundamente personal para el autor, el libro ofrece suficiente contexto sobre sucesos específicos para que lectores con poca familiaridad con el caso venezolano puedan desarrollar sus propias conclusiones. Esto es posible gracias a la cuidadosa exposición de causas, fuerzas y nodos a lo largo de la obra.
Esta obra es lo suficientemente flexible para que cada lector, sin importar su origen, pueda generar sus propios y extensivos pies de página, enriquecidos por sus vivencias y perspectivas personales. Por eso, los invito a disfrutar plenamente de esta experiencia.
Finalmente, mis comentarios finales están dirigidos hacia el mismísimo autor del libro, a quien exhorto con cariño y una sonrisa proseguir el relato que detuvo por las razones expuestas en el libro.
Olinto, emulando tu uso de aforismos, no quisiera concluir este prólogo sin antes desearte:
¡Éxito y Gaceta Hípica!
John Hill
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