"Volver"


"Volver, volver"
Dice un viejo refrán venezolano que "chivo que se devuelve se desnuca"; pero no siempre ocurre así, a veces devolverse es forzoso, conveniente o exitoso. En mi caso me devolví a la Sudeban (Superintendencia de Bancos) después de haber renunciado, con fiesta de despedida, regalos y alguna lagrimita, para irme a  Edelca (Electrificación del Caroní) donde solo duré tres días trabajando.
Empresa que me atrajo a pesar de tener un buen cargo en Sudeban; era Jefe de División. Pero mi ingreso a Edelca tuvo lugar en momentos en que un escándalo de corrupción acababa de estallar en el Congreso de la República (cuando el Congreso –ahora Asamblea Nacional- se ocupaba de investigar hechos de corrupción del gobierno y no solo de la oposición), relacionado con las licitaciones en el sector eléctrico. No me imaginaba que el departamento que me estaba entregando la consultora jurídica de esa Empresa -una señora  bonachona- para gerenciar, era precisamente el encargado de dar visto bueno jurídico a los procesos de licitación y que obviamente esa oficina iba a resultar involucrada en los chanchullos que copaban la prensa en esos días. Apenas me percaté de la papa caliente o en llamas que me había entregado, salté de la silla y me largué sin protocolo alguno, con la suerte que mi renuncia en Sudeban no había sido tramitada y mis méritos se mantenían aun frescos. Mi regreso recibido con muestras de afecto y  algún chalequeo no pudo ser más exitoso; a los pocos meses la Consultor Jurídico de Sudeban, la conflictiva Magaly dejó el cargo y me encomendaron esa responsabilidad. Permanecí interino por un año y cuando lo cumplí exigí el nombramiento al Superintendente, quien perplejo se excusó jurando que me suponía titular. Durante mi permanencia de ocho (8) años en el cargo tuve dos superintendentes que debo reconocer como excelentes profesionales, falconianos ambos:
Víctor Gutiérrez
 Víctor Saúl Gutiérrez, curtido examinador de bancos que hizo carrera en Sudeban hasta alcanzar el cargo mayor; sagaz gerente, de temperamento llanero, todo un personaje dicharachero, buena copa y mejor amigo y Roger Urbina, todo un gerente, de carrera política, de gustos refinados y pasión por los caballos. El primero sale tras el conflicto de los grupos Banvenez y Consolidado y un cambio de Ministro, y Urbina se va a la caída del Latino,  yo mas atrás también. Por cierto que durante mi gestión permití el regreso de Magaly, la ex consultora pero para un cargo inferior obviamente, al parecer no le fue tan bien como esperaba en el sector privado -aunque yo creo que era su temperamento- sin embargo la acepté en muestra de solidaridad y le asigné un departamento muy activo para mantenerla ocupada.
Roger Urbina

Me retiro con la designación del nuevo superintendente, Tesalio Cadenas, con quien se termina la méritocracia en ese Organismo y doy paso a Turuphial, el nuevo consultor, quien hizo un polvorín la convivencia en la Sudeban, comenzando por un insulto al prestigioso y honorable abogado José Muci Abraham, con un infame artículo en El Nacional titulado "Mucilaginogeno" y concluyendo con la pelea por el provocada entre el Superintendente Cadenas y la Presidenta de Fogade, Noris Aguirre, que significó la renuncia de ambos.
Tesalio Cadenas

 De Sudeban me quedan los recuerdos que mencioné en una de las anteriores crónicas, "lo bailao", una amenaza de muerte por parte de un mafioso que inhabilité para la actividad bancaria, y mi ensayo critico "Emergencia Financiera y Crisis Jurídica",  vigente aun. De modo pues que "volver, volver", no es solo el nombre de una popular ranchera, sino que hoy es un anhelo de todos los venezolanos de buena voluntad. Regresar a una Venezuela donde -con sus defectos -existía un "Estado de Derecho", la división de los poderes era, sino absoluta, al menos pretendía parecerlo; las instituciones como la Contraloría y el Ministerio Publico funcionaban, ya que estaban en manos de la oposición o de personajes honorables, como fórmula para asegurar la sanción de los corruptos del gobierno.
José Muci A.
Una Venezuela donde la impunidad era la excepción y no la regla como ahora; un sistema que con sus imperfecciones metió a la cárcel a un presidente de la República por desviar unos recursos, lo que es una conducta reiterada de este régimen, y peor aún, sin rendir cuenta de su malversación descarada. Volver a la Venezuela donde ser pobre era una opción y no una obligación. 
Noris Aguirre


Donde se podía salir de día sin alto riesgo de engrosar la lista diaria de la morgue de Bello Monte. La Venezuela donde tu adversario político podía ser tu amigo, tu pareja o tu hermano. Una Venezuela donde no resultaba infame ir de compras a un supermercado; donde los presidentes no negociaban con “pranes” y las cárceles no eran los peores infiernos del mundo que son hoy. Un país donde adquirir dólares no pasaba por la humillación de un pedigüeño. Una Venezuela donde no temías opinar negativamente del gobierno por temor a enfrentar un amañado “juicio” por los supuestos delitos de “traición a la patria” o “rebelión”.  En fin, un mejor país y no esta colonia cubana en que ha convertido a Venezuela el nefasto proceso castro-chavista.

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