El laberinto de un golpista





EL Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME) convertido ahora  por obra y gracia de “la revolución bolivariana” en gestor express de sus propios trámites y obligaciones legales, le puso precio al pasaporte de Oliver, cuya renovación gestionó en octubre del pasado año 2016. El retardo en su emisión por supuesta falta de material ya se había constituido en una buena excusa para Oliver  dudar de su viaje al exilio, allá por las Pampas Argentinas. Pero ahora deberá buscarse una razón más consistente. El otro obstáculo para emprender vuelo era la falta de compradores para sus inmuebles, pero surgió la posibilidad de alquilarlos en dólares, que es otra opción menos atractiva, pero posible, además de que deja abierta la puerta del regreso.

Oliver ha comenzado a pensar como los músicos del “Titanic”.  Quiere seguir tocando su violonchelo hasta que no le quede más remedio que lanzarse al mar aun a riesgo de ser devorado por los tiburones.  Él es de los que piensa que Maduro  terminará su mandato con mucha pena y sin ninguna gloria en el año 2018, como está contemplado constitucionalmente. Pero su mujer lo conmina con cierta frecuencia a que apure el apostillamiento de los documentos para hacer las maletas “porque estos nefastos pueden inventarse alguna vaina para impedirle la huida a las últimas camadas de la diáspora. Como por ejemplo,  los fraudulentos magistrados del horror (tsj) pudieran interpretar que solicitar en cambote un pasaporte para salir del país es desestabilizador y por tanto te convierte en traidor a la patria, ¡en golpista pues!

De verdad que estos fascistas a todo le quieren sacar provecho para llenarse los bolsillos, ahí tenemos los nuevos precios para tramitar pasaportes. ¡Un descaro más!

Oliver parece haber acusado el desgaste del espíritu y del físico a sus sesenta años. Creo que estoy viejo para eso de reinventarse –le confiesa a su amigo Josete, quien ante esta nueva consideración lo confronta.

- Pero y qué pasó con lo que decías en el post “10 años de vida o infierno”,  de que no querías vivir  el descanso del guerrero en este infierno de país y menos quedarte a recoger escombros que es lo que nos dejará la tal ”revolución chavista”.

-Estoy cansado Josete como para iniciar una nueva vida en el extranjero, eso está bien para los muchachos.

-Pero te notaba muy convencido de tu decisión de quemar las naves la última vez que hablamos. Qué te pasó?

-Es que he escuchado tantas versiones de la vida afuera. Mi hija de Canadá me habla maravillas de ese país, de su limpieza, su seguridad, sus servicios públicos, sus universidades, pero también -me dice- que no tiene descanso, porque el trabajo es full todo el tiempo. “Que allá no hay espacio para el relajo y la guachafa. Es otra vida papá”.

-Y pensar que en esos países además hay que soportar unas temperaturas horribles tanto de frío como de calor durante buena parte del año -apunta Josete-.

-Además Josete, como dice Emilio Lovera, los emigrantes cuando te envían una foto por WhatsApp se les ve como tristes aunque pretendan parecer contentos, rodeados de manjares y de vinos como nos muestran en los selfies. Ese es el tema que mas me afecta. Creo que la nostalgia por mi Ávila, por mis panas y por la belleza de las mujeres venezolanas terminaría aplastándome el espíritu. Yo duermo con vista al Ávila. ¿Te puedes imaginar esa carencia?


- ¿Y qué dicen tu mujer y tus hijos que están en Venezuela?

-Bueno, cada uno puja por sus deseos. Mi mujer no ve el momento de largarse y nuestra hija hace tiempo que tiene por meta estudiar el postgrado fuera. Esas dos están con las maletas casi listas y mi esposa -dice ella- se liberaría del stress que le produce las salidas a fiestas de la chama por la inseguridad bárbara que ahora tenemos en Caracas. Mi hijo vive en Maracaibo, que es también una ciudad con mucha violencia atizada además por ese calor horrendo, pero la gente parece más alegre. Él ya hizo su familia allá y no piensa irse del país.

-¿Y entonces qué vas hacer?

- Yo mismo no sé, porque el entorno también me mueve el piso. De mis compinches del tenis varios han decidido la partida hacia Suramérica y eso me produce la sensación de que me estoy quedando solo.


-Además el ambiente político pareciera de resignación. La MUD enmudeció y ya Ramos Allup que era el que le ponía pimienta a la Asamblea, le dio paso al aburrido de Julio Borges. El Chúo Torrealba que también animaba los templetes se refugió en su “Radar de Los Barrios”

-Sí,  da la sensación de que esa Asamblea feneció. Además Josete este pueblo del carajo parece sumido en un estado de hipnosis colectiva. Solo pendiente de comprar pan, jabón y papel toilette. La gente de otros países me pregunta con frecuencia ¿cómo es que si el 80% no quiere a Maduro, esa mayoría tan abrumadora no va a un paro general que lo obligue a renunciar?.

- Oliver yo creo que en ese 80% hay demasiado hablador de pistoladas, De esos que dicen que no quieren al gobierno, pero aplauden con frenesí que decrete días festivos por cualquier estupidez y que decrete aumentos de sueldo a cada rato. Parecen no entender el daño que esas medidas le hacen al país. El bachaqueo ya lo ven muchos hasta con simpatía. ¡Oliver, este país se jodió!

-¡Así es mi pana!. Yo creo que Orlando Urdaneta va a terminar seco como una chicharra de tanto llamar a los venezolanos desde Miami a una guarimba o paro general y sólo le paran bola los guerreros del teclado. La gente solo piensa en la papa y en el fin de semana. La clase media que se queda en el país ya desechó el futuro de sus planes. Lo de ellos es la filosofía del personaje aquel de “Por estas calles”: ¡Como vaya viniendo vamos viendo!. Los que iban a las marchas ahora solo piensan en marcharse. Como decía el hijo de la panadera, el generalísimo Francisco de Miranda: ¡Esta gente no sabe hacer sino bochinche!.





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