"Maracaibo ha dado tanto que debiera de tener.... ". Así dice una estrofa de "La Grey Zuliana", una de las gaitas más hermosas que se han compuesto en el Zulia de la mano del insigne gaitero Ricardo Aguirre. Tiene tantos encantos "la Tierra del Sol Amada" como le mientan sus regionalistas maracuchos. Su terrible calor era el único aspecto negativo que advertíamos los visitantes, pero las políticas públicas de los gobiernos nacionales, estadales y municipales de los últimos años se han encargado de arruinar la imagen que hace años teníamos de Maracaibo.
Oliver por diversas
razones había optado irse a vivir a Maracaibo. Conserva muy bonitos recuerdos
de su estancia de cinco años en esa ciudad, de los maracuchos y las
maracuchas. Su paso por los predios marabinos durante los años que
ocupó un cargo directivo en el principal banco de la región, le permitió conocer
lo mejor de su geografía, de su gente y sus costumbres. Lo apuntala también el
hecho de que su único hijo varón ha hecho vida en ese medio desde hace más de
una década y parece animado a vivir definitivamente y a gusto en medio de ese tormentoso
clima.
Sin embargo, Oliver
parece sopesar más las adversidades que supone vivir en esa ciudad.
"Maracaibo marginada y sin un real" dice también otra vieja gaita de
protesta del mismo autor que ha retomado vigencia en estos tiempos. Es que la
basura ahora parece enseñorearse a lo largo de todas las vías públicas de la
ciudad. Hay zonas patéticas como Milagro Norte y el centro de la ciudad. Este
imperdonable descuido de las autoridades locales seguro le costó el cargo a su
gobernador y así pasará igual con la alcaldesa en los próximos comicios de
diciembre. El transporte público es verdaderamente infame. Hay pocas unidades y
la mayoría son busetas destartaladas circulando con "pasajeros"
asidos a las ventanas y puertas. Algunas rutas son atendidas con camiones de
carga. Los taxis son escasos. Sin carro propio es una temeridad vivir aquí -nos
dice Oliver-. La comunicación electrónica es también un desastre. El internet
funciona a duras penas unas horas al día y los apagones en muchas zonas son frecuentes
y se vuelve una locura el afán por salvar los aparatos eléctricos y las
unidades de aire acondicionado, dispositivos sin los cuales es ilusorio
vivir dignamente. “Que más te puede pasar que ya no te haya pasado”, dice otro
verso de esa célebre gaita.
Las actividades en que
Oliver ocupaba su tiempo en Caracas, como escribir en las redes, caminar y
jugar tenis, son prácticamente una quimera en Maracaibo. Escribir en las redes
es peregrino. El tenis parece ser un deporte de muy pocos en estos predios. Hay
canchas en muy buen estado pero los potenciales jugadores prefieren relajarse
bajo las sombras o en espacios con aire acondicionado. Estos "come
tequeños" con razón andan tan gordos -nos comenta Oliver mofándose de sus
extravagancias-. De verdad que los de "Shops" son una delicia-
apunta-.
Desde que llegue aquí -
nos comenta- no he podido cuadrar un pana para jugar o al menos echar unos
raquetazos. Caminar para relajarse o comprar resulta un desafío bochornoso.
Debe ser el sol, el calor y el stress de
la agitada vida que lleva esta gente, que los ansiolíticos parecen ser los carbohidratos. Otro tema que
parece ahuyentar a Oliver de continuar viviendo en Maracaibo es poner gasolina.
Hay que perder unas horas en cola cada
vez que agotas el tanque.
Oliver rentó un
apartamento por seis meses en una zona cercana a la avenida 5 de julio, pero
nos confiesa que duda cumplir el plazo de ese contrato. De verdad que Caracas
con todo su intimidante índice criminal y su agobiante dinámica diaria le
sienta mejor a sus ocupaciones e intereses. Ya
extraño mi Parque del Este -nos acota-.
Oliver nos dice que
aunque vive en una zona clase media de Maracaibo, respira un ambiente de
seguridad. No siento el acecho criminal
que percibo en el este de Caracas. En Altamira, cuando me alejo caminando
unos cien metros de la casa se me encienden las alarmas y el pánico se instala
en mi entorno.
"Maracaibo a dado tanto que debiera separarse" dicen otros maracuchos
que ahora propugnan su escisión de Venezuela. Han crecido los grupos
separatistas en el Zulia ante la atroz dictadura con fachada de democracia que
parece perpetuarse en el poder con el tutelaje cubano y las truculencias
electoreras que les sirven en bandeja a Maduro las “rectoras” del CNE. Ese
sueño independentista de algunos zulianos no tendría asidero constitucional -sostiene
Oliver- ni creo que sea alcanzable por
la vía pacifica. Menos aun, bajo este totalitarismo militar castro comunista
que se beneficia plenamente de los frutos que genera el suelo zuliano.
Excelente mi pana mío. Un gran abrazo. Saludos a Ivonne.
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