La segunda parte



Entonces la llamó. Ella le pidió que hablaran. Se citaron a almorzar en uno de los pintorescos restaurantes de la zona.

Fue el martes de esa semana que Pancho y Luisa se encontraron, vencidos los temores de ella. Pudieron hablar sobre lo ocurrido aquella noche de fiesta y las emociones que despertó esa inolvidable rumba.  Ella le confesó su miedo a ser descubierta por su recién estrenado marido, pero le atraía la idea de la aventura con Pancho. Él, un consabido truhan del amor, le reforzó las espectativas del affair y le disipó sus temores con un discurso cargado de placeres inéditos y de excitante adrenalina.

El viernes inmediato fue el gran día, consumaron el inicio de la épica de ese amor furtivo; serían varios años de frenesí y desparpajo en una relación que transcurrirá  sobre el abismo.

Uno de los episodios más escabrosos se produjo en las navidades de ese año. 

(Este relato no lo podrás continuar leyendo, ya que ha sido incorporado a un libro del autor que está en proceso. Se denominará "Colección de navajas")














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