Las estafadoras de Tinder / Parte II

 





Capitulo II


Efectivamente, Daniel le bajó cinco años  a su edad en el perfil. Él supone que el tenis le mantiene en condiciones físicas que le hacen lucir menos envejecido que muchos de sus contemporáneos. Colocó su mejor foto, la más reciente, con un fondo de nubes grises en el preludio del día anterior que le permite fingir su canosa cabellera.

Pensó risueño: todas estas viejas se quitan los años. Seguro que en persona no lucen tan felices y relajadas como parecen.

Daniel es un viejo verde y lo admite sin escrúpulos. No me gustan chuchumecas. Después de cincuenta me parecen todas venerables -afirma con sorna-.

Colocó sus datos y solo mintió en la edad. Su signo sagitario lo revela como hombre sincero y soñador. Su oficio de escritor desconocido le hace temer por el feedback de las swipeadoras. Todas aspiran, sin decirlo, un tipo con plata, buen proveedor y romántico. Daniel hace tiempo que dejó de creer en el amor; cree más en la cama y en la chequera, sobre todo en esta última, pero su solvencia luce escuálida. Sus divorcios lo han dejado al borde de la quiebra.

A pocos días de ingresar en la página comienza a recibir mensajes de la App. A pesar de haber exigido un rango de edad entre 45 y 50, le hacen match una legión de sexagenarias y cincuentonas que para él es más o menos lo mismo.

Swipea toda una tarde. Examina las candidatas y desliza a la izquierda a la mayoría por encima de 50. Él ha pasado hace rato sus mejores tiempos, tiene poco que exigir y menos que ofrecer, pero no perdería su glamour seduciendo a una abuela.

Ha observado que muchas argentinas tienen bonitas piernas y buen trasero, los flancos que más le atraen en toda mujer. Pero duda que estas abuelas de las fotos conserven aún vestigios de esas cualidades.

Se pasea por las que quieren chatear con él y mira capcioso sus perfiles.! Coño! estas abuelitas no parecen tener la edad que dicen.  Le llama la atención los requerimientos y gustos. !Carajo! parecen unas candidatas al miss Venezuela. Todas tienen grados académicos, les gusta el teatro, leer, viajar y hacer deportes al aire libre. Y lo que más desean es compartir. Se pregunta irónico:  qué incluirá ese paquete a compartir?.

Mira luego con curiosidad las del rango de edad que más le atrae, las de 45 y 46 años, que algunas, a lo mejor despistadas, le hicieron match.  Mira con sospecha que aman las playas de Cancún y Punta del Este y comerse un asado en Don Julio, el restaurante más chic de parrillas en Buenos Aires.

!Coño! pero estas tipas solo hablan de gustos y paseos costosos, algo que está ahora fuera de mi alcance.

Se queda absorto por un momento y luego en voz baja comenta:

Pero estas mujeres no hablan de sexo, algo que para mi es vital. Se reservan el tema como un secreto. Lo evaden. Lo relegan. !Que va!, esto ya es una causal de divorcio en algunos países. Lo mejor es tener claro ese panorama antes de gastarme una cena- dice convencido-.

Daniel no olvida su último amorío, una gitana de 35 y él de 60.  José José "40 y 20". Barrunta si ese último amorío no se constituyó en un handicap para buscar parejas en esos rangos donde el sexo es una pena o un tema sin relevancia.

Ya agotado de mirar perfiles y fotos, escoge, cual Osmel Sousa, unas diez candidatas, para finalmente decidirse por unas cinco finalistas. Cree que Scarlett, Milena,  Rocío y Estefanía se aproximan bastante a las virtudes femeninas que busca con rigor.

Daniel comprende el recelo de las féminas en adelantar información clasificada de su pasado, "pero hay aspectos que no puedo soslayar  si no quiero incurrir en una pifia que no me perdonaría" -balbucea cansado y cierra su laptop-.

Dos horas más tarde la App le avisa a su IPhone que Milena y Estefanía le han respondido su saludo. Entra a la página y les responde a ambas con una propuesta. Les plantea de entrada si les parece imprudente hablar de sexo. 

Ambas responde con diferencia de segundos que les parece indelicado. Entonces les pregunta si desean más información de él, de su pasado. Dicen que si. Les comenta que en su perfil señalan entre sus hobbies  la lectura. Que por ello las invita a leer su blog donde aparecen sus trances más infames y también los pasajes más felices. Les insiste que allí encontrarán su vida y obra.  Ellas dan señales tenues de aceptación a la propuesta, como !okey! Milena y !quizás! Estefanía.

A los días Dani les consulta sí han leído algo del blog. Ambas responden que no han tenido tiempo.

-Por qué no hablamos del lugar que te gustaría conocer, le propone a Milena

- de eso sí me gustaría conversar.

- conoces las playas de Bali en Indonesia?

- !ay no, me encantaría ir!

Le hace la misma propuesta a Estefanía y la respuesta fue similar.

- es mi tema predilecto.

- te gustaría conocer las playas de Bali en Indonesia ?

- !me fascinaría!

Entonces a Dani le vino a la cabeza la película "El estafador de Tinder" .

Les comenta  a cada una que tiene deseos de conocer esas playas, "te gustaría acompañarme?. Una semana. Todo incluído". Les ofrece comprar los boletos apenas le den el si. Ambas no esperan con prudencia en dar su respuesta, casi a la vez, dicen que si quieren, que solo tienen que resolver Estefanía lo de la licencia en su trabajo y Milena negociar con su socia los días de ausencia.

Dani queda sorprendido que no quisieran hablar de sexo y sin embargo se desviven por un viaje que obviamente supone una lunita de miel con un desconocido.

Será que les inspiro tanta confianza -piensa socarrón.

Les ruego - advierte Dani ansioso- que antes de pedir el permiso de trabajo o de vacaciones, se tomen la molestia de leer mi breve biografía de una cuartilla que aparece como prólogo en el blog. 

-"!encantada, ya lo veo!" responde Estefania y también Milena con palabras casi idénticas.

No volvieron a contactarlo. Eso esperaba él. La biografía de Dani tiene como título "escribidor de ficciones".




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