Predicciones y deducciones




    






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Una visión del futuro (o de un "vidente de pacotilla")

Hoy amanecí optimista, decidido a aventurarme en la redacción de una crónica futurista. Me convertí, por un rato, en un "vidente de pacotilla", un aficionado a la astrología que ni siquiera entiende qué significa eso de "Mercurio retrógrado". Inspirado por los antecedentes que tenemos, intentaré predecir el curso de los acontecimientos en Venezuela durante los próximos meses, especialmente en el contexto de las elecciones parlamentarias que se celebrarán, no por voluntad del Gobierno, sino por la presión internacional.

Diciembre de 2015

Venezuela será un hervidero de crispación política. Las elecciones parlamentarias, programadas para este mes, serán el resultado de una intensa presión ejercida desde varios frentes: la Casa Blanca, la Unión Europea, el Vaticano e incluso La Habana, cuyos propios intereses en sus relaciones con Estados Unidos estarán en juego.

En esta mirada hacia el futuro, prefiero no detenerme en la cantidad de muertos por el hampa o en los estudiantes encarcelados, acusados de ser guarimberos por alzar la voz ante la crisis. Tampoco en el precio del dólar, que habrá alcanzado niveles de pesadilla.

El domingo electoral, el país estará teñido de esperanza. En cada rincón, la gente acudirá a votar con entusiasmo, mientras figuras públicas, artistas, intelectuales, instituciones religiosas y defensores de derechos humanos llamarán a las urnas como herramienta de cambio. Unos días antes, Leopoldo López, desde su celda, hará un llamado contundente: acudir masivamente a votar, vestidos de blanco, para demostrar al mundo la fuerza opositora frente a un oficialismo en decadencia y evitar el temido fraude.

El lunes después de las elecciones

Tras un escrutinio plagado de confusiones y demoras —marca registrada de Tibisay Lucena y su Consejo Nacional Electoral—, el resultado será innegable: la oposición ganará con una diferencia considerable. Incluso con todas las artimañas del régimen, como el control de votantes y los centros electorales bajo vigilancia del PSUV, la voluntad del pueblo se hará sentir.

El presidente M. no tendrá más remedio que reconocer los resultados, pero su respuesta será devastadora: una guerra abierta contra los nuevos diputados. Grupos armados oficialistas, colectivos y pranes tomarán las calles para sabotear cualquier intento de la Asamblea Nacional por legislar. Reaparecerán los Círculos Bolivarianos, ahora más violentos, sembrando el terror entre quienes respalden a la oposición.

Enero de 2016

Pese a las amenazas, la nueva Asamblea Nacional se instalará. Su sesión inaugural será caótica, rodeada de disturbios provocados por grupos oficialistas en el centro de Caracas. Diputados serán agredidos físicamente, y hasta observadores internacionales recibirán su cuota de violencia.

El expresidente de la Asamblea saliente presentará un insólito recurso para desconocer los resultados, apoyado por el Tribunal Supremo y el Ministerio Público. Sin embargo, la presión internacional será contundente. Desde Washington y Bruselas hasta las movilizaciones masivas lideradas por la MUD, el régimen retrocederá y hará un teatral llamado al diálogo para calmar los ánimos.

Entretanto, los rumores de insurrección militar comenzarán a cobrar fuerza. Algunos oficiales se pronunciarán públicamente contra el Gobierno y serán perseguidos y encarcelados de inmediato.

La Ley de Amnistía

En su primera sesión, la nueva Asamblea aprobará una Ley de Amnistía para liberar a los presos políticos. Sorprendentemente, algunos diputados chavistas se unirán a la oposición en apoyo a esta medida, marcando un "salto de talanquera" que debilitará aún más al oficialismo. Como resultado, Leopoldo López será liberado, mientras que Daniel Ceballos obtendrá casa por cárcel tras un deterioro grave de su salud y la presión de la comunidad internacional.

No obstante, el Gobierno intentará invalidar la Ley de Amnistía, con el presidente negándose a ejecutarla bajo excusas legales absurdas. Este acto desatará un caos en las calles. Grupos anárquicos pro-gobierno sembrarán el miedo, mientras la población, harta, se enfrentará al creciente estado de ingobernabilidad.

¿Qué sigue?

El desenlace de este conflicto queda por escribirse. Por ahora, esta es mi mirada al futuro, escrita el 5 de junio de 2015. Queda esperar los acontecimientos para saber si mi talento como profeta es algo más que un acto de ficción.


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