Cuántos chavistas quedan?
Por allá
en septiembre de 2015, en un post titulado “Qué
músicos quedan en el Titanic” Oliver nos decía: “cuántos músicos aun entonan alguna nota agónica del ideario
revolucionario rojo rojito. Porque los músicos del “Titanic” lo hacían a lo
mejor creyentes de que su notas calmaban o distraían a los atormentados
pasajeros que buscaban salvarse de la tragedia o persuadidos de la
invencibilidad del otrora rey de los mares y de su capacidad para superar la
inminencia de un hundimiento. Ciertamente no los movía la paga de sus
honorarios de músicos, ni ninguna posible compensación salarial por su valiente
y osada conducta, ni creo que estuvieren ignorando el tamaño de la
catástrofe que se cernía sobre sus hombros, lo hacían a lo mejor inmersos
en un estado de locura colectiva provocada por el pánico general que desató esa
tragedia. Lo que sí parece ser cierto es que se trataba de unos diligentes
hombres sobrecogidos por la inmensidad del acontecimiento que los llenó
de un gran valor para seguir cumpliendo su tarea”.
En el
momento actual la comparación entre
Venezuela y el “Titanic” no es justa. No lo es porque de un barco
hundiéndose quieren bajarse todos los pasajeros para salvar sus vidas. En
cambio, de un país en calamidad social y económica como el caso Venezuela, solo
quieren irse quienes se sienten más atemorizados por las penas y padecimientos
de todo tipo que soportan sus paisanos. Muchos se aferran a su amor por la
patria y por su familia y no se atreven a dar ese paso. Otros no quieren
comenzar una nueva vida en el extranjero, les parece un salto al vacío, los
aterra la incertidumbre de su “modus
vivendi”; a otros los inhibe la xenofobia. La mayoría sencillamente porque
no tienen ni los medios económicos ni la osadía que supone tomar esta decisión.
De Venezuela se está yendo una generación de jóvenes en busca de un destino
mejor que el que vislumbran en su país,
territorio de menesterosos y delincuentes. ¡Ese fue el legado de Chávez
y Maduro!
En medio
de estas reflexiones Oliver se permite esta sentencia: “En Venezuela el
chavismo desaparecerá cuando Maduro se vaya del poder en las próximas
elecciones de 2018 0 2019, pues ese 20% que supuestamente aun le apoya se
terminará diluyendo en estos dos años que restan de la desvergüenza
revolucionaria. A ese tal chavismo duro lo sostiene los intereses y las
necesidades más que la pasión revolucionaria".
¿Cuántos
chavistas crees que quedan? –le pregunto. Es una buena pregunta –me dice-. El responde
haciendo la distinción entre los diferentes talantes de los seguidores del
chavismo, que a su juicio seguirán disipándose progresivamente según el grado
de decepción y de compromiso con el cartel que los patrocina. Nos apunta que los
seguidores duros del gobierno se pueden fácilmente clasificar en los tipos
siguientes:
Chavistas
fanáticos: Este grupo lo
conforman los imbéciles que creyeron ciegamente en Chávez y juran ser
socialistas, pues siguen aplaudiendo a Maduro y sus secuaces y obviamente sus
nefastas decisiones de gobierno, creyendo estúpidamente que la revolución se la
está comiendo. Estos resentidos sociales han recibido en compensación por su
lealtad alguna que otra prebenda como misiones, viviendas, bolsas Clap, etc. Estos
ilusos, algunos más ignorantes que creyentes, creen a pie juntillas en la “guerra
económica”, los “intentos de magnicidio”, la “violencia de los escuálidos” y
demás pajas que el aparato comunicacional del gobierno les hace suponer.
Algunos de estos escasos de raciocinio han comenzado a ver Globovisión. Muchos
han alcanzado grados de participación en la baraúnda revolucionaria hasta calificar para oficios
emblemáticos como el de bachaqueros.
Chavistas pendejos: Son los mismos fanáticos pero estos no han
recibido por su lealtad ninguna recompensa, cuando mucho una que otra bolsa de
comida a ruego. Ellos creen ciegamente que el país en que vivimos es el que
pintan VTV, TVES, Telesur y tantos otros canales de tv, periódicos y emisoras
de radio propiedad de los delincuentes testaferros amigos y familiares de
chavistas delincuentes enchufados que han obtenido ilícitamente cuantiosos
recursos del Estado venezolano. Algunos de estos convencidos visitan con regularidad
el Cuartel de la Montaña y le prenden velas al Supremo farsante. Varios de
estos chavistas tienen familiares trabajando de esbirros en el SEBIN y en otros
cuerpos represivos del gobierno.
Chavistas utilitarios: Estos tienen algo de fanáticos y poco de pendejos,
pero reciben medianas prebendas por su talento rapaz como miembros principales
de consejos comunales, testaferros de medio pelo, patriotas cooperantes,
subcontratistas de alcaldías de la provincia, jefes de seguridad de bellacos
enchufados, etc. A estos instrumentos del odio los mueve más la ambición que su
creencia en la chambonearía socialista totalitaria. Estos gusanos serán
chavistas mientras estén pegados a la ubre financiera que controla el Gobierno.
Chavistas
obligados: Son aquellos que
parecen chavistas pero no lo son o al menos no lo son por convicción, obedecen
mas a la necesidad o a su precaria condición social. Son generalmente empleados
públicos, choferes o espalderos de algún esbirro de charretera, o de un viceministro
de los tantos inservibles despachos del gobierno o de un enchufado de influencia
en los negocios sucios del régimen Estos
pobres seres sufren al ponerse una franela roja rojita con su respectiva
gorrita y marchar gritando loas a la banda de delincuentes que encabeza Maduro.
Lloran cuando el desfile es en honor al prostíbulo del tsj o a las infames
comadres del CNE. Al llegar a sus casas rezan junto a su familia para que estos
“juegos del hambre” terminen pronto y cese la ignominia que padecen los
venezolanos. Este grupo es el más numeroso y a su vez el más inestable de los
que aun supuestamente apoyan al régimen.
Chavistas
mediáticos: Son todos aquellos
ungidos por la mano de Chávez, Maduro y Cabello, que en la dinámica de la
revolución hambreadora fueron escogidos para ocupar cargos de representación
popular -de la mafia chavista- que ellos pretenden parecer como elegidos por el
cada vez más reducido pueblo de manipulados y tarifados rojos. Este grupo lo componen toda la bancada chavista de
diputados y ex diputados, gobernadores, alcaldes, concejales ministros y demás recién
vestidos rojitos. También los de representación institucional que no ocultan su
vulgar pedigrí comunistoide, tales como los “magistrados” fraudulentos del tsj, que
son todos, unos porque no cumplen los requisitos y otros porque son unos
abogados infames, también las rectoras
del cne, el “defensor del puesto”, el contralor, el procurador, la fiscal
general y todos los segundones de estas joyitas. Muchos de los que componen
este grupo ya han escalado gracias a su rapiña la categoría siguiente.
Chavistas
boliburgueses: es el
grupo más heterogéneo y reducido de los chavistas, ya que comprende a los
arribistas naturales y los arribistas farsantes. Los primeros son aquellos que
se iniciaron como lameculos de los capos del cartel chavista creyendo en los
postulados del Samán de Güere, y fueron ascendiendo vertiginosamente en su
patrimonio, habiendo comenzado como espalderos, enfermeros, testaferros,
comisionistas, etc., hasta alcanzar grados de directores ministeriales,
viceministros, ministros, diputados, etc. Este grupo incluye por supuesto a los
militares que habiendo tenido un inicio similar pasaron a formar la elite de
los altos mandos. Los segundos son los arribistas ya posicionados socialmente
que fingiendo una supuesta ideología socialistas conectaron con las mafias de
contratistas y poderosos corruptos de la industria del petróleo, del
otorgamiento de dólares preferenciales y de la compra de armas.
Este es
pues el espectro de votantes chavistas supuestamente duros que respaldarían "la
revolución" en una futura consulta electoral. Dudo –dice Oliver- que con esta militancia
en trance de dudas sobre el liderazgo a seguir y amenazada su conchupancia por
las dificultades financieras que atraviesa el país, pueda perpetuarse el fracasado socialismo del
siglo XXI mas allá del 2018.
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