Ella quería aparecer en los relatos de episodios amorosos que Pancho había escrito para un conocido blog. Le parecía una desconsideración que no se la mencionara en los relatos, habiendo sido uno de los más tórridos romances en el pasado de Pancho. Él se excusaba diciéndole que solo publicaba cosas infames que son las que gustan al público.
!el morbo, el morbo, es lo que les atrae! -esgrimía Pancho-
-okey, okey! -respondía Luisa, no muy convencida, porque sabia que durante su affair también hubo episodios escabrosos.
Pero a los años, en plena pandemia, ella le apareció en Facebook. Informaba a sus amigos el trance de padecer el terrible Covid 19, que la mantenía en cama.
Entonces Pancho reflexionó y se dijo:
-bueno, voy a contarla, no sea que después me quede ese remordimiento.
....
Pancho se graduó de psicólogo ese año y comenzó a trabajar como tal en la unidad de Bienestar Social de ese Ministerio de la cuarta República. Era una época de farras y de amor del bueno.
Un 30 de septiembre de entonces, se celebraba con euforia el día de las secretarias -con la hambruna que trajo la revolución todas esas fechas pasaron al olvido-. Se armaba cada parranda en todo el país por una razón tan tonta, pero eran felices.
Ese día Pancho se vistió como el dandy que presumía ser. Estaba de moda los trajes de lino blanco, que acompañó con una camisa azul indigo y la corbata estampada de varios colores marca Hermés.
Esa tarde estaban convocados los más allegados al despacho del viceministro a un brindis para homenajear a las chicas del piso. Pancho fue avisado a última hora, cuando acudió a esas oficinas a resolver una consulta sobre algún trámite administrativo que él llevaba.
-por qué no te quedas, Pancho -dijo Carmen, una de las secretarias más veteranas del despacho- que en un rato va a comenzar el brindis que nos va hacer nuestro jefecito bello.
(Este relato no lo podrás continuar leyendo, ya que ha sido incorporado a un libro del autor que está en proceso. Se denominará "Colección de navajas")
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