No lloro por ti, Argentina

      




El texto "No lloro por ti, Argentina" presenta un análisis crítico de la situación política y económica de Argentina desde la perspectiva de Ignacio, un extranjero que residió en Buenos Aires por tres años. A través de sus vivencias y reflexiones, se entrelazan temas de identidad, desilusión y el impacto del populismo en la vida cotidiana, así como un sentido de melancolía por lo que pudo ser pero no fue.


--- Después de tres años en Buenos Aires, Ignacio, aún cautivado por la belleza de la ciudad, decidió que era hora de rendirse. Durante ese tiempo, no logró ahorrar ni un peso. Su trabajo apenas le alcanzaba para cubrir los gastos en Palermo, un barrio agradable pero cada vez más caro, víctima de la inflación desbocada y de los vicios que el libre mercado no corrige, sino que a veces acentúa. "Es una lástima", comenta Ignacio con resignación. "Una ciudad tan hermosa como Buenos Aires se ha vuelto insufrible. El número de personas en situación de calle crece cada día". Recordaba con nostalgia aquellos días antes de que el kirchnerismo destruyera la economía, cuando los porteños lidiaban con sus problemas políticos y sociales en los cafés y restaurantes que salpicaban la ciudad. Tomar medialunas en la merienda era casi un ritual. Cocinar en casa no era necesario; comer fuera era más barato y práctico, salvo los fines de semana, cuando el asado era sagrado, una tradición simple pero deliciosa, accesible para todos en esos tiempos. En esos tres años, Ignacio disfrutó de Buenos Aires y de la hospitalidad de los argentinos. "Es gente generosa, nada xenofóbica", asegura con convicción. Los venezolanos encontraron su lugar sin traumas ni humillaciones, y algunos incluso prosperaron con sus emprendimientos. Pero él había llegado tarde, a una edad en la que la lucha por las reivindicaciones se hacía cada vez más cuesta arriba, especialmente en un país empobrecido tras dieciséis años de populismo y una corrupción abrumadora que el gobierno de Milei apenas comenzaba a destapar. "Argentina empieza a parecerse a Venezuela", reflexiona con amargura. Aunque tiene fe en que Milei podría mejorar la economía, le preocupa que los duros ajustes estén desgastando rápidamente el apoyo de la clase media y los sectores más vulnerables. "Nadie sabe cuánto tiempo podrá seguir apretando sin una reacción seria", añade. Ignacio entregó su monoambiente y partió de vuelta a su país. No lo hizo con la intención de quedarse, pero duda si alguna vez regresará a Argentina. Su objetivo ahora es participar en la campaña opositora, acompañar el sueño de María Corina Machado y de la mayoría de los venezolanos, y, sobre todo, votar el 28 por Edmundo González. Aunque cree que la oposición unitaria tendrá una considerable ventaja sobre Maduro, le preocupa que los otros candidatos "opositores", que sirven de fachada para el régimen, puedan restar votos al sueño de cambio. "El régimen no tiene intención de soltar el poder", advierte. "Están dispuestos a atropellar derechos, romper pactos y enfrentarse a más sanciones y condenas internacionales con tal de seguir gobernando". Se avecinan episodios dramáticos para la sociedad venezolana que clama por un cambio. "Veremos", concluye Ignacio, con una mezcla de esperanza y escepticismo. ---.

Comentarios

Entradas populares