Óliver en Montreal
La vida es un laberinto de rutas inciertas, donde los años y las decisiones trazan trayectorias imprevisibles. Para Oliver, las sendas que en algún momento lo llevaron a la creación literaria y a la lectura apasionada se han desvanecido entre la rutina, el cansancio y la exigencia de la supervivencia. En Buenos Aires, una ciudad que bulle con vida, sus días transcurren bajo la sombra del tráfico caótico y una economía que, como un barco a la deriva, lucha por mantenerse a flote. Sin embargo, en medio de ese torbellino, surge una inesperada invitación: regresar a Montreal, Canadá. Una oportunidad para escapar del hastío, para reencontrarse con los silencios que la escritura demanda.
El viaje de regreso llega después de un año difícil. Oliver sobrevivió a un aparatoso accidente automovilístico en compañía de su yerno tras una visita al Salón de la Fama en Cooperstown, Nueva York. Este viaje, sin embargo, no es solo un escape temporal. Es un espejo que refleja su pasado: el eco de fracasos financieros en una Venezuela devastada, el lamento por los años de búsqueda en los que el éxito siempre parecía estar a un paso de distancia, pero nunca al alcance de su mano. Con el peso de una vida marcada por cambios y desarraigos, Oliver enfrenta ahora la posibilidad de escribir un nuevo capítulo en el norte.
Montreal, esa ciudad que una vez conoció, es tanto un refugio como una incógnita. En ella se funden el recuerdo de su juventud y la promesa de un futuro incierto. ¿Será este su retiro definitivo o apenas unas largas vacaciones antes de su próximo giro en la rueda de la vida? A pesar de las cicatrices que ha acumulado, Oliver se aferra a la esperanza de reencontrar aquello que alguna vez fue suyo: la libertad creativa, el descanso merecido y, tal vez, un lugar donde sus últimos años transcurran en paz.
Ya no será desde la silueta imponente del Ávila en Caracas, ni desde los serenos Bosques de Palermo en Buenos Aires que Oliver buscará inspiración. Ahora, su mirada se alza hacia el Mont Royal, esa icónica montaña que domina Montreal, un lugar que entrelaza la naturaleza con la vida urbana. El Mont Royal, con sus senderos tranquilos y sus vistas amplias, parece prometer el espacio de reflexión que Oliver ha estado buscando. Al mismo tiempo, el río San Lorenzo, que bordea la ciudad con su imponente caudal, le recuerda la fluidez de la vida, la posibilidad constante de cambio y renacimiento.
Su historia de migración, plagada de desafíos y renuncias, parece ahora estar encontrando un punto de reposo. Después de haber dejado atrás una Venezuela sumida en el desconcierto tras el fraude electoral del 28 de julio y una Argentina cada vez más impredecible, donde Milei comienza a perder respaldo, especialmente entre los jubilados, Montreal se presenta como una ciudad que podría ofrecerle algo más que un respiro. En este nuevo contexto, rodeado por sus nietos y con la tranquilidad que provee la distancia de los conflictos políticos, Oliver podría finalmente redescubrir su capacidad de crear y vivir en paz.
Montreal, con su vibrante comunidad de inmigrantes y su atmósfera cosmopolita, ofrece el escenario perfecto para que sus pasos recobren fuerza. En esta ciudad de historias cruzadas y caminos compartidos, Oliver podría hallar no solo inspiración, sino también el sentido de pertenencia que tanto ha añorado.
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