Fabricantes de traiciones

 

Fabricantes de traiciones


En estos 25 años de dominio de la mafia criminal chavista y madurista, el exilio ha sido refugio, pero también escenario de nuevas batallas. Entre ellas, una particularmente insidiosa: la campaña de destrucción sistemática contra figuras políticas que, a pesar de haber enfrentado persecuciones, golpizas, cárceles y torturas, siguen siendo pilares de la resistencia. Políticos como Leopoldo López, Antonio Ledezma, Henrique Capriles, Julio Borges y Juan Guaidó se han convertido en blanco de una maquinaria de descrédito dirigida por ciertos periodistas en el exilio, quienes han adoptado la crítica destructiva como su modus operandi.

Encabezados por figuras como Patricia Poleo y Daniel Lara Farías, estos supuestos "influencers" de las plataformas digitales no han encontrado mejor oficio que cuestionar cada movimiento, decisión y circunstancia de estos líderes. Los acusan de alianzas oscuras, manejos turbios o de vivir con lujos sospechosos en el exilio. Con argumentos a menudo infundados o basados en especulaciones, estos periodistas han erigido un discurso cargado de mordacidad y resentimiento, dejando de lado la empatía por quienes han expuesto no solo sus vidas, sino también las de sus familias, en esta prolongada y desigual lucha contra un régimen totalitario. Si existieran premios al odio, ellos sin duda serían los máximos laureados.

Es cierto que hay sombras que deben ser aclaradas. Casos como el de Monómeros, la empresa cuya administración ha sido objeto de controversias, exigen respuestas claras y transparentes de los partidos y los líderes políticos involucrados. Juan Guaidó, como figura principal de la oposición en su momento, tiene una deuda de explicaciones sobre el manejo de los fondos otorgados por aliados internacionales, como el gobierno de los Estados Unidos. Pero también es fundamental entender el contexto. Estos líderes, convertidos en exiliados forzados, requerían recursos para sostenerse y continuar la lucha desde el extranjero. ¿Debían acaso abandonar la causa y dedicarse a trabajos comunes para sobrevivir, dejando vacías las trincheras donde aún pueden ejercer influencia y presión?

El ataque no se detiene ahí. Ahora, estos "sicarios mediáticos" comienzan a construir narrativas que buscan minar la admiración que los venezolanos sienten por María Corina Machado, la figura que encarna hoy la esperanza de un cambio real y definitivo. Asoman falacias y siembran dudas, perpetuando una cultura de división que solo beneficia a los verdugos del país.

Es imprescindible discernir entre las críticas legítimas y las fabricaciones malintencionadas. La lucha contra la dictadura chavista requiere unidad y enfoque, no el ruido venenoso de quienes prefieren destruir en lugar de construir. Que la historia juzgue a quienes eligieron alimentar la discordia en lugar de sumar esfuerzos para liberar a Venezuela.

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