¡Nos doblamos y nos jodimos!




No podemos repetir la reculada o seremos el hazme reír de todos. Es preferible que, de una buena vez, se desnude el juego antidemocrático del régimen y quede ante el mundo que nuestra Constitución es solo un parapeto que sirve al gobierno para encubrir la dictadura del siglo XXI.

Ramos Allup lo ha hecho insuperablemente, nadie lo habría hecho mejor, por su kilometraje en la puja parlamentaria, su indiscutible talento e inteligencia y su amplia formación política, pero hay un solo detalle que me ha dejado preocupado, y es el haber aceptado finalmente acatar sin salvar un voto la insólita sentencia (ordenada por el PSUV) de la fraudulenta Sala Electoral que dispone desincorporar a los tres diputados por el estado Amazonas. Recular, en las palabras del propio malandro Dario Vivas en el Palacio Legislativo.

Sobre esa espuria sentencia puede verse el post de la profesora Marta Colomina en El Nacional del domingo 17 de enero (“Hasta la próxima emboscada del antro judicial), y de la fraudulenta sala electoral pueden verse muchos buenos análisis en Prodavinci y la ficción de este autor sobre la instalación de la Asamblea el 5 de enero, en el post http://tiempodememorias.blogspot.com/2015/12/la-asamblea-el-5-e-parte-final.html

Ramos Allup dijo que “a veces es necesario doblarse para no quebrarse”, con lo que pretendía justificar el recule de la Asamblea para no retar al poder judicial personificado en el antro del TSJ y sus abyectos magistrados que se prestan a elaborar esos bodrios jurídicos para neutralizar a la Asamblea y mantener al Gobierno arrinconando a la oposición como cuando antes ésta  era minoría en el Parlamento.


No sé cómo fue la reunión que sostuvo la bancada de la oposición la noche anterior a la sesión ordinaria de la Asamblea en la que se acató la sentencia de la sala electoral (no merecen mayusculas estos antros), pero supongo que deben haber sido muy acaloradas las deliberaciones y vehementes las posturas de quienes abogaban por no doblegarnos ante la maniobra urdida por el gobierno mediante el uso de sus secuaces “magistrados” venales  y obligar prácticamente a la oposición a aceptar que los desvergonzados rojos “tenían razón” y que se estaba incurriendo en desacato al inobservar una amañada decisión de la fraudulenta sala electoral, so pena de que ese mismo antro judicial declarara la inexistencia de la Asamblea Nacional por perseverar en mantener la proclamación de los tres diputados y cuya amenaza estaba expresada en el infame fallo que advertía la nulidad anticipada de todas las decisiones de la Asamblea supuestamente contumaz.

Para Ramos Allup y los otros de la bancada opositora, que propugnaban por hacer respetar la voluntad del soberano y la supremacía de la Asamblea Nacional sobre el tsj, debe haber sido muy angustioso y triste desistir de esa posición que Ramos Allup con pasión sostenía, al menos públicamente.

No sé quiénes respaldaron el recule, pero fue la mayoría quienes se inclinaron por aceptar el chantaje, lo que le dará bríos a los oprobiosos rojitos para amenazar con nuevas guarimbas judiciales cada vez que una decisión no la compartan, que serán muchas o todas, las que deba tomar el Parlamento para no defraudar a la mayoría que votó por la unidad.


Considero que si bien “acatar” la vileza judicial era la única manera de mantener la apariencia de que estamos en un Estado de Derecho, y de que la Asamblea está vigente, se debió salvar el acatamiento con unos considerandos que dejaran en claro lo siguiente:

1. Que se acataba la sentencia en el entendido de que solo se procuraba con ello salvar la continuidad aparente del hilo constitucional y la tranquilidad del país, pero que en modo alguno se compartían los dictados de ese fallo absurdo e infame.

2. Que tal sentencia era un indudable acto de aquiescencia del TSJ  y su sala electoral ante los intereses del Gobierno y sus personeros parlamentarios, y que ese fallo emanaba de un tribunal constituido en clara violación de normas de procedimiento para la designación de magistrados del tsj y en falta a principios de ética y moralidad en la escogencia de los mismos. Que por esa misma razón se había designado una comisión especial en sesión anterior con el fin de determinar los alcances de las inocultables infracciones incurridas.

3. Que finalmente y para coadyuvar a la comparecencia del presidente de la República a la presentación de su memoria y cuenta a la Asamblea Nacional, se accedía con pena a cumplir las exigencias contenidas en ese tristemente celebre fallo judicial del tsj.

4. Que no obstante esa medida judicial, la oposición continuaba con una mayoría proporcional de las 2/3 partes del total de los diputados proclamados.


En fin, fue necesario doblarse por mantener una ilusión de vigencia de la victoria del 6D, que va a durar muy poco, pues los próximos episodios parlamentarios como son la discusión del Decreto de Emergencia Económica que con sobradas razones (ver diversos post en Prodavinci), debe reprobar la bancada de la oposición democrática y la Ley de Amnistía que propugna esta bancada, volverán a soltarse los demonios de la tropa chavista apertrechada en sus trincheras judiciales del horror.

Creo que el próximo choque de trenes que sin duda ocurrirá muy pronto, develará definitivamente si el Gobierno (incluye su tsj) está dispuesto a respetar la victoria de la oposición y de su mayoría parlamentaria otorgada por el soberano, o simplemente darán el zarpazo y patearan la lámpara con otra marramucia jurídica, cuya legitimidad tratarán de sostener con su hegemonía comunicacional y sus lobistas tarifados.
No podemos repetir la reculada o seremos el hazme reír de todos. Es preferible que, de una buena vez, se desnude el juego antidemocrático del régimen y quede ante el mundo que nuestra Constitución es solo un parapeto que sirve al gobierno para encubrir la dictadura del siglo XXI.




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