Los secretos de una copa





Descubrir esa tarde, el doctor Villasmil, que su levante decembrino era una agente secreto de un cuerpo policial tan temido, perturbó su libido, al menos por ese momento. Pero él tenía que disimular esos efectos.

Apenas Mila volvió del baño, el doctor le pidió uno de esos caramelos que él no consiguió o no terminó de buscar por razones obvias.

-Amor me das un caramelito de los tuyos- le propuso él.

-Ya te los busco papi, deja secarme bien- respondió Mila mientras enrollaba su cabeza con una toalla, procurando recoger su cabellera aún mojada.

El miedo no es fácil de esconder a un policía y menos si este es mujer. Ellas tienen un sexto sentido para captar los cambios en el lenguaje corporal y en las miradas. Al parecer, Mila lo pudo leer apenas el doctor le planteó su duda.

 

-Mila, ¿tú qué haces cuando sales del trabajo? -inquirió de sopetón Víctor-.

 

-¡A caramba doctor!, usted como que me registró la cartera, porque eso no te interesó antes –recriminó Mila alzando el tono de su voz-.  Espero que eso no te intimide -concluyó-.

 

Víctor Villasmil no se había repuesto de la sorpresa avistada en la cartera y este señalamiento deductivo lo hizo enmudecer por unos segundos.


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