Algo más que un whisky




Al doctor Villasmil le fue anunciada la presencia en la antesala de la abogada de asuntos laborales, Mila Majares, que deseaba saludarlo.

 

-Dígale que pase- fue la respuesta del doctor a su secretaria Luisa.

 

Mila entró y cerró inmediatamente la puerta, hundiendo con su trasero el pestillo de la cerradura. Sin pausa, con las manos a la cintura,  hizo un leve movimiento gestual de reclamo;

- ¡caramba doctor, usted como que piensa irse liso! -.

 

Este fue el saludo de Mila al Director de Consultoría que había anunciado su renuncia al emblemático banco de la cuarta república y de la CTV, más propiamente del  Buro Sindical de Acción Democrática. Ese banco, quebrado por las trapacerías de esas élites enquistadas en los fueros sagrados del llamado partido del pueblo, estaba en proceso de liquidación, que es como decir, el último raspado de la olla.

El director legal en cuenta de las travesuras administrativas de quienes gerenciaban esa liquidación,  optó por otro destino bancario donde ofrecer su reconocida experticia. No quería aparecer tarde o temprano envuelto en los proverbiales escándalos de corrupción que estallaban con frecuencia en la administración pública venezolana.

 

-Qué me quieres decir Mila?, no te entiendo- inquirió el doctor como sorprendido-...

-Bueno doctor… que antes de irse, debemos tomarnos al menos un whisky, ¡eso no se vale!

 

El doctor, un resabiado picaflor, no muy seguidor del principio gerencial que recomienda "no meterlo en nómina", ni corto ni perezoso, respondió melosamente:

 

-¿A dónde quieres ir Mila?


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