Confidencial



Regreso a Buenos Aires después de un año y no tengo muy claro el objetivo ni las razones. Mi estancia en Dallas, a pesar del exceso de trabajo que tuve,  fue placentera. Creo que me relajó mucho las largas caminatas por sus tranquilas calles y su ornamentación floral.   Me resultó una buena experiencia para explicarme "El Sueño Americano", pero no podía exponerme a sanciones migratorias en USA y debí volver por unos días a la penosa rutina venezolana, donde comprar pan es un karma diario o subir al Metro es jugar a la Ruleta  Rusa. Pienso que haber escapado de esa ignominia que viven los venezolanos es una buena razón para recomenzar en una hermosa ciudad como Buenos Aires, cuyos verdosos parques, cuidados monumentos y edificaciones, y el aura de gentileza que se respira en el comportamiento de los bonaerenses,  invitan a quedarse.  Sientes calidad de vida y se habla un español que me parece simpático, aun cuando existe la amenaza de que todo puede cambiar para mal. !Vení, vení! dicen los argentinos y esa cadencia que supone mas una orden que una invitación me hace reír. Ha vuelto la izquierda a la Casa Rosada y de esa precisamente estoy huyendo. Pero bueno, espero que no apliquen las nefastas políticas castrocomunistas que arruinaron mi país.
No llegué esta vez a Ortega y Gasett 1734, que tanto me gustó, porque mi ex se mudó a un apartamento más cómodo en San Benito de Palermo. Me fascinaba esa calle, no sé si por su ínfula literaria o porqué hace un año paseé muchas veces a las anchas con mi mascota, pero ya ni eso. Terry ha sido víctima de la ansiedad, el frío y quizá de algún síndrome que al parecer aceleró su vejez y deterioro.
Esta vez encontré la cuidad más grata, debe ser porque sentí menos el rigor del frío, claro, es primavera, y también porque ya no me perturba tanto el drama de mi país y dejé mis temas familiares en Venezuela mejor atendidos. Encontré a mi hija más tranquila y más mujer, supongo porque ahora tiene trabajo estable y un novio nuevo. Ya pasó la turbulencia de los primeros meses de incertidumbre sobre su futuro.

Los primeros días se me descubrieron varios apetitos, tomar vino y escribir poesía. Creo que los versos de Benedetti y otros de Julio Cortázar, que leí una fría mañana en Dallas, me despertaron el poeta que todos quienes escribimos pensamos que llevamos dentro. 

Me ha fascinado escribir poesía y no imaginaba que me resultaría tan fácil. Creo que fue la paz que sentí en esta ciudad y la arquitectura europea que tienen muchas de sus edificaciones, lo que me ha inspirado los versos que con el nombre de paladinos, escribí a mis coterráneos y por los que recibí tan estimulantes comentarios de mis lectores en Facebook.

Dice uno de esos versos

“Se resignarán al oprobio del tirano,
Como a la oposición inerte,
La cooperante y la perturbada,
La que jura cambios en la nada
Que obstinadamente ve la suerte
En marchas de banderas y valientes"

Ya habrá tiempo para hacer poemas de amor, cuando lo encuentre en algún boliche, y quiera curarme las heridas haciendo de terapia un bochinche. Me levanto apesadumbrado con la derrota de Macri, pero entiendo que "la vida sigue igual" como cantaba el recordado gaucho Sandro.

Estoy ordenando mis ideas y mis gastos para definir el futuro inmediato. Pero debo comenzar por obtener el DNI -me increpa mi ex-. Eso me tomará un tiempo que aprovecharé para dar rienda suelta a la musa. Por ahora, me fijaré una rutina de ejercicios en los Bosques de Palermo, unas horas de tenis semanales con mi amigo ítalo argentino, que conocí en el parque Belgrano y muchos Thriller  en Netflix, para moler la distancia con el año 2020.

Aun me asalta la incertidumbre de quedarme en Buenos Aires o regresar a USA. 
Volver a Venezuela me parece la peor idea, pero tampoco la descarto. Un amigo me dice con justa lógica que "es mejor deprimirse en bolívares que en dólares". Debo encontrar un buen trabajo o una actividad que me motive a instalarme definitivamente. La  otra razón para venir, la sentimental, de volver con Vonni, naufragó apenas arribé a Palermo. Mi edad ya no es la ideal para estar errante por el mundo, movido por indecisiones y por mi proverbial inestabilidad, por eso, me acosa una pronta definición. Amanecerá y veremos!



Comentarios

  1. Olindo, qué grata esta crónica! Brindo por los amaneceres y las poesías por venir. Mientras te seguiré leyendo. Cariños y buenas decisiones para el 2020 que ya nos golpea la puerta.

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