La trampa del diálogo
La trampa del diálogo
Los
miembros de la MUD cayeron en la trampa del diálogo. ¿Qué delincuentes
abandonan el botín cuando tienen todas las ventajas sobre sus pretendidos
captores?
Sobre
el diálogo se han pronunciado muchos expertos, la mayoría a favor de que la
oposición se sentara. He aquí mi modesta opinión:
Las
posiciones han estado respaldadas por variados argumentos, tales como: i) Que
era necesario para evitar la violencia y más muertes, ii) Que no perdíamos nada
con sentarnos a ver qué obteníamos, iii) Que es
la mejor forma de resolver pacíficamente este conflicto, iv) Que toda
democracia que se precie busca ese camino, v) Que estando el Vaticano de
mediador era muy probable que el Gobierno cediera o flexibilizara posiciones,
vi) Que los más célebres conflictos de la historia siempre se han resuelto con
diálogo, etc.
Todos
estos argumentos son fácilmente rebatibles porque todos tienen como elemento
determinante un falso supuesto: i) La violencia la pone el Gobierno cuando la
oposición manifiesta, directamente, atacando, o indirectamente, infiltrando
violentos, sobre todo si es en sectores que ellos creen reservados a los
chavistas, como por ejemplo la zona de Miraflores. De modo que no manifestar o marchar era
suficiente para evitar la violencia, pero eso implicaba desmovilizar a la
población y aplacar sus ánimos de cambio
ii) Sentarnos a ver la mediación papal, implicaba abandonar una posición
beligerante que al parecer molestaba al régimen y le hacía perder protagonismo
en la escena internacional. De esta sentada, como veremos, no hemos obtenido
absolutamente nada, ni siquiera la libertad de los menos emblemáticos presos
políticos (rehenes) del Tirano. Los más pesimistas –más bien realistas-
pensábamos que al menos estos farsantes del Gobierno soltarían algunos estudiantes
y bajarían el tono vulgar de su lenguaje y sus agresiones. Nada. iii) La mejor
forma de resolver un conflicto es el diálogo, pero eso sucede cuando las partes,
aunque en posiciones diametralmente opuestas, tienen en común la sensatez y la voluntad
real de paz para todos, algo de lo que carecen sin dudas los representantes del
Gobierno, iv) No estamos en presencia de un régimen democrático. Esto por
obvio, no merece comentarios v) La presencia del Vaticano solo supone un real
interés del Gobierno en que parezca un diálogo legítimo, pero como hemos visto,
cuando los emisarios religiosos opinan procurando que el régimen cumpla en algo
lo que parece estar en los acuerdos, se ponen coléricos y exhiben todo su
talante autocrático. vi) Los más célebres conflictos políticos de la historia
que se han resuelto con diálogo no han sido entre un grupo de delincuentes que
tiene como botín a un país petrolero y un grupo de inermes demócratas que
pretenden que los delincuentes regresen ese botín electoralmente a su pueblo. ¿Qué delincuentes abandonan el botín cuando
tienen todas las ventajas sobre sus pretendidos captores?
El
diálogo y la negociación son medios para buscar la paz entre dos fuerzas
antagónicas aparentemente irreconciliables y equilibradas, cuando ambas tienen propuestas,
intereses o fuerzas cuyo abandono o flexibilización interesan a la contraparte.
En ese caso, ambas ceden terreno mutuamente,
unas más que otras, dependiendo de la correlación de fuerzas, como
ocurre con las FARC y el gobierno colombiano. El NO ganó por escaso margen
sobre el SI.
En
el caso de Venezuela, las partes no son fuerzas más o menos similares o
equilibradas. No, que va, aquí se trata
de un supuesto diálogo entre un gobierno dictatorial conformado por un grupo de
sicópatas y desalmados delincuentes, armados hasta los dientes, con el control
de casi todos los medios de comunicación y de las instituciones del Estado,
respaldados por 1) Un ejército de imbéciles que no parecen razonar, para
sobreponer el bienestar colectivo al de sus generales y 2) Una minoría de
empleados públicos y mantenidos. Un grupo de fascistas que cuenta con todo el
dinero inimaginable en las cuentas bancarias de sus más conspícuos líderes y
sus testaferros, apoyados además por intereses económicos extranjeros (China,
Rusia, Bolivia, Nicaragua, Cuba y otros países del Caribe) y de paso, con la
venia del Vaticano. Del otro lado de la “Mesa de Diálogo”, unos políticos que
representan a la mayoría del electorado venezolano, pero sin fuerzas militares,
ni policiales, sin medios de comunicación, con mermados recursos económicos y
con sus mejores líderes tras las rejas o inhabilitados, que controlan
a duras penas un poder –el legislativo- pero sin el apoyo de las
instituciones del Estado (FAN; Ministerio Público, Contraloría, ni hablar del
tsj, etc.) lo que hace su función prácticamente nula. En fin, no tienen nada
que ofrecer a cambio a los delincuentes que nos gobiernan, salvo abandonar la
bulla internacional que han logrado alcanzar y con ello desmovilizar un pueblo
arrecho, que al parecer entorpecía a los delincuentes del Gobierno sus planes
de seguir obteniendo el apoyo financiero de los países a los que han hipotecado
el futuro de Venezuela y el reconocimiento político de las organizaciones
internacionales como la OEA y la ONU.
Entonces,
cómo pudieron pensar que dialogando podían alcanzar el respeto de la Constitución
y la libertad de sopotocientos presos políticos.
Los
miembros de la MUD cayeron en la trampa del diálogo.
Cuando
al Papa Francisco se le ocurre la “brillante idea” de interceder por Maduro
para acallar las manifestaciones de una oposición que parecía efervescente y amenazaba
con dañar la imagen internacional del Gobierno con un par de shows mediáticos y
multitudinarios como serían la marcha de banderitas a Miraflores y el “juicio
político” a Maduro en la Asamblea, lo hace en vísperas o momentos en que se
realizaban importantes eventos internacionales para presionar al Gobierno de
Maduro a ir a unas elecciones adelantadas o al referéndum revocatorio.
En
efecto, por esos días el Secretarios General de la OEA, Luis Almagro presentaba
nuevamente ante la OEA, el reclamo a la comunidad internacional de acciones
enérgicas para obligar a Maduro a respetar el derecho de los venezolanos al
referéndum revocatorio. Su posición era respaldada abiertamente por varios
gobiernos de la región, como México, Perú, Paraguay, Argentina y Brasil. Igualmente,
una reunión de más de veinte (20) ex presidentes de Hispanoamérica acordaba
suscribir un manifiesto en la misma línea del secretario Almagro.
Toda
esta presión internacional que se cernía sobre el gobierno venezolano fue
desplazada por la intervención del Vaticano y su propuesta de diálogo.

Por
eso, como lo he señalado otras veces, no creo que los venezolanos solos podamos
solucionar nuestra crisis. Solo una fuerte presión de la comunidad internacional
o una contundente amenaza de Estados Unidos, ahora con Donald Trump, puede obligar
a estos facinerosos a entrar en el carril de la democracia. ¡Veremos!
Las Dictaduras no Caen Se Tumban
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