Oliver regresa a Maracaibo



Oliver regresa a Maracaibo ya finalizada la Feria de La Chinita, después de una ausencia de dos duros años. Necesita ver a su hijo y su nieta, y saber a ciencia cierta cuál es la situación de su franquicia en el Costa Mall de Cabimas, emprendimiento por el que apostó sus últimos lances en la ruleta de la economía venezolana. Tomó la decisión de viajar además para despejarse un poco de las secuelas de la situación familiar vivida en los dos últimos meses (octubre y noviembre),  a consecuencia de dos hechos que impactaron el curso de su vida: la necesaria reclusión de su madre en un ancianato y el fallecimiento de su hermano mayor en circunstancias un tanto confusas. Este último acontecimiento aun atormenta sus días y no le deja dormir en paz.
Resuelve viajar por vía terrestre ya que los precios de los pasajes aéreos y los gastos adicionales que esto supone se han hecho prohibitivos para la clase media venezolana, brutalmente golpeada por la terrible inflación desatada por las erradas políticas económicas del régimen comunista iniciado por Chávez y acentuado por Maduro y su pandilla. En el camino aprovecha para ordenar sus ideas y el itinerario probable al arribar a la "tierra del sol amada" como mientan los maracuchos a su terruño. Una de las ideas que pasa por su cabeza es la posibilidad de regresar a  su madre ya recuperada a la casa grande de Sebucán y contratar una persona para sus cuidados elementales. Los precios de las mensualidades de los ancianatos privados son una verdadera ruina para un asalariado. Los públicos los supone  infames por lo que ha podido leer en la prensa nacional sobre la situación deplorable en que se encuentran muchos de estos.
Al llegar a la terminal de pasajeros en Maracaibo le espera entusiasta su hijo y se confunden en un afectuoso abrazo. Este le manifiesta además su solidaridad por los difíciles momentos vividos. Rápidamente el junior lo pone al día sobre la situación social, política y económica de la región y le comenta algunos eventos anecdóticos  de su pequeña familia. Cuando entran en el análisis de los temas financieros es aturdido por la noticia de los rumores que se tejen sobre las posibles dificultades que estaría confrontando el banco off shore al que ha confiado su capital en dólares y que está vinculado a otro banco de esa región.
Realmente Oliver ya había escuchado en Caracas comentarios en ese sentido, pero no quería creerlos, no porque tuviese razones para dudarlo,  sino porque considera que su cupo de tragedias en el año ya estaba  agotado.
¡No puede ser! -inquiere colérico-, hasta cuándo estos banqueros se enriquecen a costa de los depositantes y andan tan campantes por el mundo dando conferencias sobre su exitosa trayectoria empresarial y alardeando de una moral inexistente.
Este banquero en particular siempre ha estado en la cuerda floja -sostiene Oliver-. Si lo sabrá él que fue su asesor hasta el día que tuvo la osadía de exigirle que se apegara a la ley, señalándole que él como abogado no hacia milagros.
Si papá -afirma el junior- parece que el tipo se pone duro para devolver los depósitos en dólares que capta con su  banco de Curazao. Al parecer compromete la liquidez necesaria para honrar oportunamente los retiros y eso le ha ganado fuertes críticas a su proceder y a la solvencia de sus bancos. Dicen que muchos depositantes han amenazado con demandar. Tú qué piensas hacer?
- Mira chamo, yo dudo que ese banquero y sus lacayos se atrevan a demorarme la devolución de mis dólares que hoy mismo voy a formalizar con un mail. No creo que se expongan a una campaña de  descrédito que yo desataría por las redes contra ese grupo financiero.

Ellos saben el daño que a la estabilidad de esas instituciones bancarias haría una opinión negativa de un ex consultor jurídico de Sudeban y director de una ONG que defiende derechos de los depositantes.
- Bueno padre esperemos que no sea necesario llegar a esos extremos para que te devuelvan tus reales-
-  ¿Y te recuerdas de Pablo? el que fungía de gran gurú judicial de ese grupo. Ahora anda por España dándose la gran vida y publicando en facebook a cada rato sus vanidades. Sí me salen con comiquitas, hasta ese guevón por facebook va a saber quién soy yo.
- Tranquilo padre. ¿Entonces, cuál es el itinerario?
- Bueno  hijo, por lo pronto llévame esta noche a la Basílica a visitar La Chinita. El sábado vamos a Cabimas a ver qué molleja pasa con ese negocio que no termina de dar ganancias.
-Si va papá
En la noche, luego de pasar gratos momentos con su nieta Sofía, fue a rezarle a La virgen de Chiquinquirá. Por el camino le comenta a su hijo:
-Junior, como está de descuidada esta ciudad,  puros huecos y basura. La plaga chavista por lo visto ha caído sin clemencia sobre este territorio.
-Y con ese dólar arribando a los cinco mil bolívares, te podrás imaginar lo que nos espera.
-Una brutal hambruna y más delincuencia. ! Solo nos queda rezarle a La Chinita !
- Oye padre y cómo terminó tu tránsito por aquel banco colombiano donde eras director suplente, que te propuso el  banquero gallego amigo tuyo?
- ¡Bueno hijo yo ya no sé si creer en amistad de banqueros!
Oliver regresó a Caracas el lunes 5 de diciembre de 2016,  y como hecho curioso se consiguió con una escena menos contundente pero no menos grotesca  que  la que encontró en noviembre de 2013 a su regreso de Maracaibo, cuando el Dakazo, celebré festín demagógico implementado entonces por el  presidente Maduro ordenando la ocupación de la red de tiendas Daka, para que vendieran a “precios justos” y así levantar su baja popularidad. Ahora, un esbirro del régimen, el Superintendente de Precios Justos, desata contra los comercios del centro comercial Citi Market en Sabana Grande y El Tolón en Las Mercedes, una fiscalización policial con la parafernalia de cierre de tiendas que habían ajustado los precios de venta en virtud de la brusca devaluación del bolívar ocurrida la pasada semana, de modo de poder reponer inventarios.
 ¡Nada que ver, la “revolución bonita” no entiende de economía!





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