"Divorciarme yo"
Este es el nombre de una célebre comedia que
interpretara en las tablas venezolanas hace algún tiempo el conocido actor y locutor Orlando Urdaneta. En esta comedia se recrean los distintos episodios por los que
pasó dicho personaje en cada uno de sus trances de divorcio antes de salir del
closet. Las situaciones que nos contaba
Urdaneta en su monólogo me vinieron a la mente cuando un compañero del tenis me
consultó sobre sus posibles escenarios jurídicos (soy abogado), en virtud de
que su mujer le había pedido el divorcio.
Nuestra conversación discurrió como sigue:
-Doctorísimo -me dice- quería comentarte que me
maleteó la cuaima hace unos días y yo no tengo para donde irme, qué me
recomiendas que haga mi pana?
-Mira brother, yo no trabajo esos rollos de pareja,
porque después la parejita se reconcilia y el abogado queda como un estúpido
provocador y de paso tu cuaima me coge arrechera. Además mi pana, esa vaina de
maletearse ya no aplica en la clase media, con los precios actuales ¡no
me jodas! eso quedó para los ricos y enchufados, que pueden alquilarse un
apartamento de solteros o hasta comprarse uno nuevo.
-Tiene razón doctor, porque a mi ese sueldo no me da
ni para pagar el alquiler de una habitación en el este. No pensará la pendeja
esa que me voy a vivir a Caricuao. ¡No joda!, para esa vaina me quedo en una
habitación de mi propia casa.
- Claro brother, sin pago adicional. Lo único es que
vas a estar bajo control moral y social de la mujer y los chamos. Pero ahí tienes una excusa de
peso para no irte de tu casa. Además, tus viejos no viven en Caracas. No tienes
opciones. Dile que se baje de esa nube, que esa vaina era en la cuarta, cuando
tú tenías billete para malgastar en ese tipo de soluciones y la gente alquilaba
apartamentos a precios asequibles. Ahora sólo en los edificios de la “Misión
Vivienda”; en esos suburbios es que puedes conseguir un apartamento alquilado y
para eso tienes que entenderte con el mas malandro del edificio. ¿y por qué te planteó divorcio la mujer?
- La caraja está arrecha por unos mensajes que me
leyó en el celular, de un culito que yo tuve hace tiempo y que parece se peleó
con el marido y ahora anda buscándome pelea. Pero la tipa es loca e' bola. Cómo
me manda unas fotos de cuando estuvimos juntos en un hotel, yo pensé que
había borrado esa vaina.
-Bueno, pero ese culito es antes o después del
matrimonio?
-Coño pana, de bolas que eso fue después, yo tengo
mis años de casado. No pensaras tú que voy a enredarme a estas alturas con una
vieja y menos si es periódico de ayer.
-Caramba brother la situación es medio complicada, yo
te lo decía porque si te está buscando
un culito anterior al matrimonio, no es tu culpa que hayas hecho un buen
trabajo cuando podías hacerlo. Pero si es después que te casaste, ese es un
cacho que te van a cobrar.
-Doctor y esa caraja dice que me va a dejar pelando.
Cómo es esa vaina. Yo he comprado todo lo que tenemos. Esa pajúa ni el carro
que tiene lo pagó completo. Además, ella se mete su billete en el SENIAT, que
le pagan bien. Está enchufada allá.
-Coño y trabaja en el SENIAT?, entonces estás
doblemente jodido, porqué esa gente tiene espíritu policial y manejan
información de los bancos y hasta de los burdeles.
-Coño mi doctor, pero quién inventó esa vaina de que
los bienes comprados en el matrimonio son de los dos, aunque la loca esa no
haya puesto medio.
-Mi estimado, esa vaina viene de la época de los
romanos. No exactamente, te miento. Pero esa figura de la “comunidad de bienes gananciales”
es del Código Civil italiano de 1942, que tomó algunos principios del Código Napoleónico, y lo han copiado casi todos los países
del mundo occidental. Por supuesto, los venezolanos que somos unos copiones no
podíamos quedarnos atrás. Además, con la revolución chavista hasta mejoraron la
condición de la mujer. Ahora, sí la pareja no esté casada le aplican igual fórmula bajo la figura de la “comunidad concubinaria”
y hasta una pensión para su manutención te fijan por siempre. Pero para evitar
eso existe la figura de las “capitulaciones matrimoniales”. Claro, eso lo
utilizan los ricos para que no se los chulee una pata en el suelo. Pero tú no
tienes cobres, o sí?
EL PRESENTE RELATO PUEDES LEERLO COMPLETO EN EL LIBRO DE OLINTO MÉNDEZ CUEVAS, "CONTUSO Y CONFESO" QUE YA ESTÁ EN AMAZON.
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