Todos los muchachos alguna vez hemos tenido la experiencia de una seducción inesperada. En tiempos de mi adolescencia y juventud los inicios de relaciones amorosas no eran tan fáciles como se dan desde hace algún tiempo entre jóvenes, donde prácticamente son las chicas quienes toman la iniciativa y se van a la cama sin mucho rodeo.
Yo era un estudiante sin presupuesto, ni experiencia para esos eventos y corrí a buscar apoyo financiero de mis padres para salir con la chica quien se quedó aguardando en la tienda; no demoré nada en obtener lo necesario, tomamos un taxi y recuerdo que la llevé a una cervecería de moda cercana a la Plaza Venezuela, "La Cueva del Oso" se llamaba.
Su número de teléfono me resultó equivocado y opté por buscarla personalmente; recuerdo que las coordenadas que me había dado no eran nada precisas y sin embargo, con apenas su nombre -que no recuerdo- deambulé varios edificios de una cuadra de Las Acacias (avenida Victoria) y me atreví a preguntar en algunos apartamentos que desde luego no supieron darme razón de su existencia.
Nunca mas supe de ella. Fue mi primer intento de romance con una mujer bella. A veces pienso que nunca existió, que a lo mejor fue producto de algún estado febril, pero de verdad puse a prueba mi capacidad para perseguir fantasmas.!!
Comentarios
Publicar un comentario