Satanizan a la oposición




Algunos conocidos periodistas, seudoperiodistas y locutores han dedicado su exilio a dinamitar a la oposición venezolana desde las trincheras del YouTube, imputándole la permanencia de la tiranía criminal a las acciones imprudentes, erráticas o complacientes de ciertos personeros de esa abigarrada cofradía. Entre ellos destaca un sujeto llamado Daniel Lara Farías, quien condujo uno de tantos estridentes programas de opinión en la ya extinta Radio Caracas Radio (RCR). Desde Alemania, este personaje se ha vuelto célebre por un verbo escatológico y venenoso con el que ataca sin piedad a los llamados "alacranes" de la oposición, y extiende sus diatribas hasta acusar de traidores a casi todos los venezolanos que han participado en la arena política durante estos 25 años de oprobio. A su juicio, solo se salva el difunto Óscar Pérez.

Con tono airado y argumentos discutibles, Lara Farías incluye en sus ataques tanto a personeros cuestionables como Manuel Rosales, Claudio Fermín, Henry Falcón y Timoteo Zambrano, como también —de manera insólita— a luchadores reconocidos como Leopoldo López, Enrique Capriles, Julio Borges y Juan Guaidó. Y más recientemente, ha osado arremeter contra figuras heroicas como Juan Requesens y María Corina Machado. En sus manifiestos mediáticos, disfrazados de análisis político, lo secundan —por acción u omisión— otras voces de la oposición, entre ellas Patricia Poleo, Nitu Pérez Osuna y un puñado de youtubers de escasa relevancia. Incluso se permitió publicar un panfleto con una portada de mal gusto, titulado Una mesa de tres patas, con el que intenta justificar sus delirantes teorías políticas y presumidos aciertos sobre la conducta de aquellos a quienes denuesta con su lenguaje rencoroso.

Es cierto que existen conductas reprobables y serviles, como las de Claudio Fermín, Timoteo Zambrano, José Brito y compañía; y también decisiones sospechosas por parte de Manuel Rosales o Henry Ramos Allup; o actuaciones decepcionantes, como las de Ramón Guillermo Aveledo, Gerardo Blyde y últimamente Henrique Capriles. Pero pretender incluir en ese saco de gatos —o mejor dicho, de supuestos traidores— a María Corina Machado, Juan Requesens o Gaby Arellano, es una falacia imperdonable.

Ya en el pasado reciente otros periodistas han intentado, mediante libros y ensayos, explicar las fallas de nuestros líderes políticos y su cuota de responsabilidad en la existencia y persistencia del chavismo. Nos subestiman. Pretenden hacernos creer que si Ramos Allup y el bloque opositor no se hubiesen doblegado en la Asamblea Nacional cuando obtuvieron la mayoría parlamentaria, o si Rosales y Capriles hubiesen convocado al pueblo a arriesgar la vida para protestar sus derrotas, o si Guaidó y López hubiesen hecho “esto o aquello” en lugar de los tristemente célebres conatos de alzamiento, o si María Corina hubiese pronunciado otro discurso al llamar a las fuerzas armadas a rebelarse... entonces, mágicamente, la dictadura habría caído.

Pero todos sabemos que nada de eso hubiese sido suficiente. Las sanciones y presiones internacionales que se han logrado —a duras penas— no habrían sido más efectivas si nuestros líderes hubiesen optado por otras jugadas. Porque lo que enfrentamos no es una democracia fallida, sino un régimen criminal respaldado por una cúpula militar corrupta. Nada, absolutamente nada de lo que hayan hecho los “factores de oposición” —como gustaba llamarlos la célebre Tibisay Lucena— habría cambiado el curso de los hechos. Y ahora, desde la comodidad del exilio, estos nuevos vendedores de humo que reinan en el streaming, pretenden pontificar sobre lo que se debió hacer, ignorando las complejidades, los riesgos y los sacrificios reales que muchos han afrontado.


Comentarios

Entradas populares