El desenlace, Gobierno vs Oposición
El desenlace
A raíz de los últimos acontecimientos en la Asamblea Nacional y las decisiones dictadas por el TSJ, en las que han quedado nuevamente en evidencia el secuestro del poder judicial por parte del Gobierno: Maduro, Diosdado y sus secuaces, y la intención de no ceder un milímetro en su trasnochado plan castro-comunista, no obstante habérseles demostrado con los resultados electorales del 6 de diciembre que la mayoría del país quiere salir de este gobierno forajido y de su disociado modelo político, me plantean algunos lectores que cuál creo yo será el desenlace de todo este lío.
A raíz de los últimos acontecimientos en la Asamblea Nacional y las decisiones dictadas por el TSJ, en las que han quedado nuevamente en evidencia el secuestro del poder judicial por parte del Gobierno: Maduro, Diosdado y sus secuaces, y la intención de no ceder un milímetro en su trasnochado plan castro-comunista, no obstante habérseles demostrado con los resultados electorales del 6 de diciembre que la mayoría del país quiere salir de este gobierno forajido y de su disociado modelo político, me plantean algunos lectores que cuál creo yo será el desenlace de todo este lío.
Después de la victoria de la oposición el 6D han sucedido una serie de
hechos políticos y otros jurisdiccionales con una secuencia que hacen
temer un estado de ingobernabilidad en el país, cuya solución parece
resbalar en el piso de la Constitución Nacional, veamos:
1. Días antes de culminar el período de sesiones de la Asamblea
Nacional, la mayoría chavista designó -fraudulentamente y en tiempo record- a
unos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, para integrar la Sala
Electoral y otras salas, en sustitución de unos magistrados que estaban a punto
de cumplir el periodo de servicios que le daría derecho a la jubilación, con el
deliberado propósito de que no lo pudiera hacer la nueva Asamblea que estaba
por instalarse, de modo que la mayoría saliente colocara a sus abogados amigos
y militantes chavistas como magistrados aun cuando no cumplieran cabalmente los
requisitos constitucionales exigidos, pero asegurándose que obedecieran
ciegamente las ordenes o instrucciones del PSUV o de Miraflores. Precisamente
esto se temía ya que los voceros del Gobierno no ocultan sus intenciones
de obstruir los planes de la nueva Asamblea dominada ampliamente por la
oposición.
2. En vísperas de celebrarse la instalación de la nueva Asamblea
Legislativa, el Tribunal Supremo de Justicia en Sala Electoral -que había sido
conformada por varios de los magistrados designados fraudulentamente como
comentara antes- informa a los medios de comunicación que ha recibido un
recurso de Amparo Constitucional interpuesto por candidatos chavistas
perdedores (para lo cual habilitó el Despacho que se encontraba de vacaciones)
contra la elección de tres diputados por el estado Amazonas, que habían sido
proclamados por el CNE, en representación de la Unidad.
Un día antes de la juramentación, la misma Sala en tiempo record acuerda
la suspensión de los efectos de la proclamación de estos tres diputados, de
modo que disminuye la bancada opositora de 112 a 109 diputados.
3. El 5 de enero, en medio de un terrible ambiente de boicot por
parte del Gobierno y su minoría chavista, son juramentados todos los diputados
de la Asamblea Nacional, a excepción de los tres diputados cuya proclamación
había sido suspendida como se reseñó atrás, en virtud de la posición
intransigente de la bancada oficialista.
4. El día 7 de enero, en la primera sesión ordinaria de la Asamblea
Nacional, su Junta Directiva, haciendo caso omiso a la posición de los
chavistas y a la suspensión anunciada desde el TSJ de los tres diputados, les
toma juramento por considerar que es inacatable tal suspensión judicial y
además porque se trata de una maniobra política dirigida desde Miraflores a
evitar que se constituya la mayoría calificada de las 2/3 partes de la Asamblea,
y por considerar que la voluntad del pueblo soberano que les eligió está por
encima de los intereses de los tres candidatos impugnantes. Demás está decir
que la maniobra se desprende claramente de las actuaciones fraudulentas antes
mencionadas. En esa misma sesión la bancada de la oposición aprueba designar una comisión para que examine la legalidad de la designación -espuria en mi criterio- de los magistrados del TSJ efectuada en los últimos días del año 2015, antes de concluir el período de los diputados salientes. Sobre este aquelarre puede leerse mi cuento en este blog, titulado "La Asamblea el 5-E parte final".
5. Ese mismo día la bancada oficialista en su ánimo de evitar a toda
costa que la mayoría opositora alcance los 112 diputados, anuncia que acudirá
el día siguiente al TSJ a solicitar una sanción contra la Junta Directiva de la
Asamblea, por estimar que ha incurrido en desacato. Así, efectivamente ocurre y
la Sala Electoral, ni corta ni perezosa, en el término de la distancia, acuerda
todo lo solicitado por los recalcitrantes diputados Chavistas Diosdado Cabello
y Pedro Carreño, incluyendo las más descabelladas e insensatas
determinaciones como por ejemplo, la nulidad anticipada de las decisiones que
acordare la Asamblea en las que participen los tres diputados “suspendidos”.
El gran temor del Gobierno a someterse al escrutinio de la mayoría
calificada de las 2/3 partes de la Asamblea, es porque ello significaría
exponerse inevitablemente a decisiones que neutralizarían el control que
actualmente ejerce sobre los poderes judicial, electoral, contralor y del
Ministerio Público; no podrían impedir una eventual convocatoria a un
referéndum revocatorio del mandato de Maduro en abril, sin el escamoteo del que
fue objeto la oposición cuando lo intentó contra Chávez y una serie de actos de
recriminación de la gestión gubernamental en cabeza de sus ministros; de
investigación de escándalos de corrupción de sus más bravucones líderes
revolucionarios, de las que muy probablemente resultarían culpables penalmente
y con medidas de rescate de las fortunas y bienes mal habidos.
6. Todo esto ocurre a escasas horas de que el presidente de la República
en cumplimiento de una norma constitucional, acuda a rendir su Memoria y Cuenta
del año 2015, ante la Asamblea Nacional. En las redes corre con insistencia el
rumor de que el presidente Maduro, con ocasión de esta bufonada jurídica y
alguna otra absurda interpretación del máximo tribunal encontraría una “buena”
excusa para no presentarse ante la Asamblea a rendir cuentas, de modo de no
exponerse ante esa mayoría aplastante y poder en otro escenario controlado
expresar abiertamente sus proverbiales fanfarronerías. Al parecer, finalmente, en virtud del
acatamiento que comento de seguidas, ha confirmado su asistencia al Palacio
Legislativo.
7. El día miércoles 13 de enero, en sesión ordinaria de la Asamblea
Nacional, la Junta Directiva después de reunirse la noche anterior con la
bancada opositora, resuelve acatar la decisión de la Sala Electoral del TSJ,
que había cuestionado con sobradas razones.
Todo este dossier nos conduce a plantearnos algunas consideraciones y
conclusiones:
1. El gobierno chavista y sus personeros no van a cejar en
sus guarimbas judiciales para impedir someterse a las decisiones calificadas de
la Asamblea, así como a una administración de justicia independiente que
amenace sus cuentas bancarias en el exterior y su libertad o que suponga la
pérdida de su confort en el ejercicio abusivo del poder. Esto incluye oponerse
“como sea” a referendos y Asamblea constituyente.
2. La representación parlamentaria de la oposición, que conduce la
voluntad de la mayoría del país, no puede apartarse de su encargo de buscar
soluciones vía legislativa a los grandes problemas del país, entre ellos, la
salida constitucional de este gobierno.
3. Las Fuerzas Armadas del país juegan un papel determinante en el
desenlace de esta compleja situación, pero sus componentes se han mostrado al
menos en sus manifestaciones públicas, proclives a apoyar la continuación de
este bochornoso proceso comunistoide, como si efectivamente estuviesen
convencidos de las “bondades” de este nefasto proyecto que ha arruinado al país
en 17 años y parece conducir al pueblo venezolano hacia un abismo insondable.
4. La dinámica judicial-parlamentaria que parece venírsenos encima; esa
“guerra de tronos”, guarimbas judiciales contra decisiones parlamentarias, como
fórmula maquiavélica del gobierno para neutralizar las acciones de la Asamblea
Nacional, de modo de evitar someterse al control político y a la revisión de
sus fechorías administrativas, harán insostenible e ingobernable la vida social
y política del país, lo que lamentablemente cerrará la válvula de escape a la
presión que soporta la sociedad venezolana desde hace tantos años y que
encontró un respiro en los resultados de la reciente consulta electoral.
5. Una propuesta emblemática de la victoria de la oposición como es la
Ley de Amnistía para liberar a los presos políticos, que será sometida a la
Asamblea y seguramente aprobada solo por la bancada de la unidad, no va a ser
consentida, ni respetada por el Gobierno del presidente Maduro, tal como el
mismo lo ha anunciado públicamente, ya sea utilizando una guarimba judicial de
la Sala Penal o Constitucional, o simplemente ordenando a sus oficiantes de los
tribunales penales de la República no darle curso a las excarcelaciones que
pudieren proceder con base en dicha Ley. El saboteo por parte de un gobierno
antidemocrático a esta ley o a cualquiera otra que no deseen acatar es muy
fácil, teniendo como tienen el control absoluto de los tribunales del país. Por
poner un ejemplo, las normas del Código de Enjuiciamiento Criminal que deben
acatar los jueces e impulsar los fiscales del Ministerio Público, contemplan
beneficios procesales para aquellos presos que hayan cumplido una parte
significativa de la condena –caso de algunos policías condenados por los hechos
del 11 de abril- y hasta la fecha no le han parado bolas a esa normativa –ni
jueces, ni fiscales- porque las ordenes de Miraflores seguramente envilecidas por el odio
político, lo impiden. Entonces, qué podemos esperar del cumplimiento de la Ley
de Amnistía que estará en manos de los mismos jueces puestos a dedo por quienes
la adversan.
Suponemos que el Gobierno pretende una propuesta de negociación con la
oposición de modo de condicionar la acción de la nueva Asamblea. La oposición
se encuentra contra la pared y tendrá que evaluar si se aviene con una
negociación que pueden percibir quienes le dieron el voto, como deshonrosa.
Este cuadro de calamidad institucional, aunado a la gravísima situación
económica y social que vive el país, atizada con la caída de los precios del
petróleo, propiciará inevitablemente escenarios cuya solución difícilmente
surja de los propios venezolanos, una vez agotadas las posibilidades de diálogo
y entendimiento.
No sé por qué estas guarimbas judiciales del Gobierno -vía TSJ- me
recuerdan el machete que blandía el dictador panameño Manuel Noriega en sus
atormentadas arengas por allá en 1988.
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