Recuerdos de abril

Recuerdos de Abril



Oliver baja muy temprano después de tomarse un café guayoyo en  su apartamento de la avenida  Francisco Solano de Sabana Grande, a encontrarse con Héctor, un viejo amigo que ocupa un importante cargo en un banco que tiene una agencia en la zona comercial de esas residencias y a quien quería comentarle una comunicación -que pretende enviar al banco donde labora su amigo- con sus observaciones acerca del manejo contable de las cuentas bancarias que él tiene en ese instituto. A este amigo lo une una de las vivencias que más ha marcado su vida, la marcha del 11 de abril de 2002, cuando la breve caída de Hugo Chávez, que supuestamente habría renunciado a la Presidencia de la República a raíz de los hechos de que ellos fueron testigos y protagonistas. Habían pactado verse en la oficina de la agencia del banco, pero apenas encontrarse sentenciaron un café en una cafetería ubicada en frente,  una señora boliviana con cara de pocos amigos que hace unas empanaditas  –porqué son bien pequeñas- muy sabrosas que se agotan muy rápido.

-Hola brother, tanto tiempo sin vernos mi pana –ese es su saludo- ¿nos sentamos allá, en frente, y nos tomamos un café?

-¡Si, vamos!

-Caramba Héctor, cómo pasó el tiempo, ¡cuántos años de aquella gesta!

-Que terminó tan penosamente, con Carmona “El Breve” aboliendo prácticamente la Constitución y el retorno del Jedi al poder.

-¿Héctor y cuándo te vas de ese banco. No jubilan en esa vaina?

-Si vale, hacen unas jubilaciones top secret. Estoy esperando esa gracia porque creo que me he ganado la distinción. ¿Y tú?, supe que te fuiste de tu banco.

-Eso fue hace varios años. No te confíes mucho de esos carajos. Yo salí porque ese banquero es mala gente,  solo le interesaba que no lo sancionaran así cometiera fechorías tan burdas como las que hacía, y pretendía que yo arreglara sus problemas llevándole empanadas a los funcionarios de Sudeban, ¡que bolas tiene!. Yo tengo mucha dignidad profesional, mis argumentos eran de Derecho, ¡nada de jalar bolas!. Si cometes una falta inexcusable ¡responde por tu torpeza no joda! El tipo se retrataba con Chávez. Pura apariencia. Yo no creo en esos socialistas capitalistas. ¡Pero ahí tiene, el tipo que me puso por encima,  del que tanto hablaba bellezas, le resultó tremendo choro y lo estafó!.

-¡Lo que aquí se hace aquí se paga!, dice el refrán.

-Bueno, no sé hasta qué punto eso se cumple mi estimado. Allí está Fidel Castro,  más de cincuenta años pisoteando al pueblo cubano y vivo todavía el coño´ e madre. Chávez murió pero no sufrió un carajo después de tanto daño que le hizo a este país. Su familia todos ahora súper millonarios y mandando aun. Jodiendo, para ser más exacto.

-Oliver, nosotros no nos veíamos desde esa fecha de la marcha, solo teléfono y correos. Fue bien triste todo lo que pasó y con cuantas mentiras el Gobierno rodeó ese acontecimiento. Leí la crónica que escribiste en el blog sobre esos hechos, buen relato. Las reflexiones que haces al final las compartí y hubiera agregado otras, pero no me atreví en ese momento a comentártelas por el cargo en el banco.  Pero es un error, porque el tiempo es el gran enemigo de la verdad.

-Héctor, ¿qué ha sido para ti lo más lamentable de todo lo que pasó?

-Yo creo que, además de las muertes de tantos inocentes, las injustas sentencias y los juicios amañados y sin pruebas que se siguieron contra los funcionarios policiales. Esos funcionarios van a morir en la cárcel si no se van pronto los chavistas del gobierno. No pudieron probarles que fueran los asesinos, pero igual los condenaron. ¡Son unos desalmados los comunistas!

-Tampoco se pudo constituir una comisión de la verdad. Hacerse una investigación seria que aclarara tantas dudas sobre lo que ocurrió. Lo mejor que he leído sobre el tema fue lo que escribió el periodista  Alfredo Meza, el mismo que hizo el libro “El Acertijo de Abril” con Sandra Lafuente. En un trabajo publicado en Prodavinci, titulado “Las preguntas por responder del 11-A”, - tengo grabado aquí en mi celular un párrafo, te lo leo- nos dice:

“Quien se atreva a escribir de lo ocurrido hace 10 años en Caracas tendrá una condena a cuestas. Nunca pondrá punto final a la historia del golpe y el posterior contragolpe que devolvió a Hugo Chávez al poder. Todo lo que hoy luce como una verdad a prueba de balas de pronto mañana se convierte en humo. Avanzamos a ciegas entre las luces de lo que no fue y las oscuridades de lo que pudo haber sido”
Te lo recomiendo, léetelo, que no tiene desperdicio.

-Lo voy a ver, te lo prometo. Porque yo estuve allí, como dice el programa de Globovisión. Por cierto, ¿qué fue de la vida del pana Bustillos, el que estuvo con nosotros también en esa odisea?


-Supongo que tu supiste del incidente de los hijos de Bustillos, cuando golpearon al locutor chavista  Winston Vallenilla, porque se le abalanzó  a la mujer de uno de ellos que le dijo “boliburgués”.

-Oye, si no me lo dices no me entero de la relación con el pana. Si supe del incidente, pero no sabía que eran los hijos de ese amigo. ¡De verdad, Bustillos era el apellido, si!. Estuvieron un buen  tiempo presos, recuerdo.

-Yo lo reseñé en un post del blog que se titula “Mi breve pasado chavista”. Búscalo, allí están los detalles. A él en lo personal no lo afectó tanto, porque su avanzada edad lo tenía  un poco confundido acerca de lo que pasaba, pero quien se fajó duro para resolver el problema fue la señora de Pedro y por supuesto las esposas de los muchachos.

-Bueno Oliver, vamos a hablar del tema que nos trajo aquí. Pero mejor entremos al banco, allí hay una oficina ideal para conversar en privado. ¡Vamos, pasa adelante!


-¡Esta oficina está helada, mi pana!

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