Los entrampados

En un país donde abundan los tramposos es normal escuchar con frecuencia que una persona esté entrampada, pero de allí a que todo un país o un sector  político se encuentre entrampado pareciera inapropiado utilizar dicho término. Lo correcto sería “acorralado” o “arrinconado” contra las cuerdas como los boxeadores. En Venezuela se suele decir que el gobierno está “entrampado” cuando no consigue la solución a los problemas que el mismo ha creado o permitido acentuar; actualmente está acorralado porque el conjunto de medidas que debe tomar para hacer ajustes económicos que le permitan superar su situación de déficit fiscal, entre otros apremios, el aumento de la gasolina y el establecimiento de un cambio único (devaluación pues), tendrían repercusiones indecibles sobre la vida de los venezolanos por el efecto inflacionario que comportaría sobre una sociedad ya depauperada a raíz de los errores y horrores de la política económica socialista del Gobierno. Las estimaciones de los economistas sobre los niveles inflacionarios que alcanzará la vida de los venezolanos es alarmante y desde luego ese impacto se traduciría también en mayor delincuencia, escases, desabastecimiento, precariedad de los servicios de salud y demás obligaciones oficiales. EL gobierno sabe que con una popularidad palo abajo y un escenario económico y social deprimente, tales medidas pudieran provocar reacciones en los diversos sectores que hagan ingobernable este país. He allí su dilema.
La oposición por su parte también se encuentra acorralada, o al menos la que se siente representada por la MUD, hoy sumamente cuestionada por su opaca actuación ante los atropellos del Gobierno a los estudiantes y líderes políticos encarcelados y vejados. Sus mas conspicuos voceros dejaron la dirección y no sabemos en manos de quien estamos ahora; esta circunstancia de falta de liderazgo acentúa el desanimo y promueve la desunión, elementos vitales para consolidar el descontento de los que hemos estado y seguimos  en la oposición y para convencer a los que se sienten desengañados por el gobierno. Creo que el llamado de Capriles a procurar acciones de la oposición que propendan a conectar con los sectores populares y marginales disgustados con el proceso es acertado. Ya Leopoldo López  con Voluntad Popular y sus redes sociales  lo venían haciendo, es un trabajo que debe aprovecharse y profundizarse si de verdad se quiere ir a una elecciones parlamentarias con posibilidades de vencer abrumadoramente, que es la única forma de neutralizar cualquier intento de fraude. Lo demás  es cuento, olvídense de constituyentes y demás parafernalias. Eso es para cambiar constituciones y este no es el escenario ni el momento.



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