Romance fantasma



Todos los muchachos alguna vez hemos tenido la experiencia de una seducción inesperada. En tiempos de mi adolescencia y juventud los inicios de relaciones amorosas no eran tan fáciles como se dan desde hace algún tiempo entre jóvenes, donde prácticamente son las chicas quienes toman la iniciativa y se van a la cama sin mucho rodeo.
Recuerdo que una de mis primeras relaciones súbitas me ocurrió cuando a los 17 años me detuve a mirar casettes en un puesto de buhoneros en el Centro Simón Bolívar, y de pronto me abordó una despampanante catira de origen español algo mayor que yo, que también miraba casettes en dicho tarantín y surgió la propuesta no sé si de la chica o mía de "tomarnos algo".
Yo era un estudiante sin presupuesto, ni experiencia para esos eventos y corrí a buscar apoyo financiero de mis padres para salir con la chica quien se quedó aguardando en la tienda; no demoré nada en obtener lo necesario, tomamos un taxi y recuerdo que la llevé a una cervecería de moda cercana a la Plaza Venezuela, "La Cueva del Oso" se llamaba.
Allí disfrutamos una velada helada por el sitio que tenía un aire acondicionado exageradamente frío y la decoración ártica, pero el baile y los besos con la catira me subieron la temperatura, que yo no supe manejar por mi timidez e inexperiencia con las chicas. Por supuesto eran otros tiempos y yo no tenía la intención, ni conocía el arte de la seducción como para prolongar la noche. Nos despedimos, pero quedé impactado por la catira y a los pocos días me entraron los deseos de verla.
Su número de teléfono me resultó equivocado y opté por buscarla personalmente; recuerdo que las coordenadas que me había dado no eran nada precisas y sin embargo, con apenas su nombre -que no recuerdo- deambulé varios edificios de una cuadra de Las Acacias (avenida Victoria) y me atreví a preguntar en algunos apartamentos que desde luego no supieron darme razón de su existencia.
Nunca mas supe de ella. Fue mi primer intento de romance con una mujer bella. A veces pienso que nunca existió, que a lo mejor fue producto de algún estado febril, pero de verdad puse a prueba mi capacidad para perseguir fantasmas.!!

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