Título: Mi inicio
en la banca y mi divorcio
Mi inicio en el
sistema bancario fue en la consultoría jurídica de FOGADE (Fondo de Garantía de
Depósitos) bajo la supervisión de un inteligente abogado formado en Paris, que
se haría celebre a los años, no por abogado sino por abogada (Tamara Adrian)
defensora de los derechos humanos de los transexuales, más concretamente en el
derecho al reconocimiento legal del cambio de género.
Mi paso por esa
consultoría seria una antesala a la consultoría jurídica de la Superintendencia
de Bancos (Sudeban), donde se descubre mi talento para el Derecho Bancario y
por ello rápidamente asciendo a los niveles superiores. En poco tiempo soy
designado consultor jurídico de esa institución gubernamental, la cual durante
años conservó su carácter eminentemente técnico hasta los días del segundo
gobierno de Caldera, cuando a raíz de la caída del Banco Latino, se designa un
superintendente extraído del entorno político del presidente.
Pero quisiera
destacar dos acontecimientos bancarios que durante mi gestión trascendieron por
sus repercusiones en el colectivo.
Esta
confrontación produjo una crisis institucional de varios años que casi conlleva
a la intervención del entonces privado Banco de Venezuela, en cuyo trance me
correspondió como consultor jurídico asumir una posición contraria a la del
entonces superintendente, quien veía con simpatía la medida de intervención.
Unos años más
tarde se produce la intervención del Banco Latino (Grupo Tinoco), grupo que
había terciado en el anterior conflicto a favor del Grupo Consolidado y donde
entrarían en juego viejas intrigas de personeros ligados al pasado conflicto.
La intervención del Latino si procedió porque se dieron los elementos de hecho
exigidos por ley para su aplicación, aun cuando el gobierno de Caldera bien
pudo darle una mano salvadora, pero no quiso. Esta intervención desató una
crisis financiera generalizada que condujo al cambio de las autoridades
bancarias y por consecuencia mi salida del escenario.
Mi ascenso al
cargo de consultor jurídico si bien significo crecimiento profesional, también
trajo consigo consecuencias en lo personal. La dinámica del cargo, su rutina de
foros, viajes, relaciones públicas, cenas, brindis, etc. terminaron con mi
matrimonio. Plantear mi separación fue traumático, conmocionó a mi hija;
lamenté mucho haberla lastimado, esa escena nunca la olvidaré.
Mi tiempo de
separado fue un tormento. Me enamoré de una compañera de trabajo de estado
civil casada y quizá esa circunstancia hizo la relación más tensa e intensa, ya
que su marido enfermo de celos y armado, vigilaba cual detective cada paso
nuestro.
En ese trance
conocí a una ex miss Venezuela, que por bella hacía honor a su nombre; fue una
relación breve pero también escabrosa. Su temperamento me hizo dudar de su conveniencia.
Luego vendrían varios amores de barra; me quedé un tiempo sin brújula.
Opté por ingresar
al gimnasio del Hotel Caracas Hilton (ahora Alba Caracas). Allí hice muy buenos
amigos que aún conservo (Carlitos y Gordi) y también conocí a Yvonne, quien
luego sería mi esposa. Otro episodio memorable, me enamoré a primera vista y
propuse matrimonio, pero no había formalizado mi divorcio. Esa circunstancia lo
hizo un capítulo de suspenso; afortunadamente el desenlace fue favorable.
Una luna de miel por Venecia, Florencia, Roma, Nápoles (mandaba Maradona), la Costa Azul (Cannes y Mónaco), Barcelona, Madrid, etc. A mi regresó surgieron nubarrones, otro poco de barra y cayó el Latino. ¡Adiós banca pública!
Todas muy buenas.... !!!
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