Mi inicio en la banca y mi divorcio


Título: Mi inicio en la banca y mi divorcio


Mi inicio en el sistema bancario fue en la consultoría jurídica de FOGADE (Fondo de Garantía de Depósitos) bajo la supervisión de un inteligente abogado formado en Paris, que se haría celebre a los años, no por abogado sino por abogada (Tamara Adrian) defensora de los derechos humanos de los transexuales, más concretamente en el derecho al reconocimiento legal del cambio de género.



Mi paso por esa consultoría seria una antesala a la consultoría jurídica de la Superintendencia de Bancos (Sudeban), donde se descubre mi talento para el Derecho Bancario y por ello rápidamente asciendo a los niveles superiores. En poco tiempo soy designado consultor jurídico de esa institución gubernamental, la cual durante años conservó su carácter eminentemente técnico hasta los días del segundo gobierno de Caldera, cuando a raíz de la caída del Banco Latino, se designa un superintendente extraído del entorno político del presidente.

Pero quisiera destacar dos acontecimientos bancarios que durante mi gestión trascendieron por sus repercusiones en el colectivo.



Una fue la pretensión del corredor de seguros cubano Orlando Castro, de integrar la junta directiva del Banco de Venezuela, lo que provocó una controversia entre dos grandes grupos económicos, el Grupo Banvenez, que representaba Carlos Bernárdez y el Grupo Consolidado, en cabeza de José Álvarez Stelling, que apoyaba al cubano Orlando Castro, y que tuvo como elemento de discusión el control que ejercía Bernárdez a través de las acciones (calificadas por la CNV como "acciones en tesorería") sobre empresas accionistas del banco.


Esta confrontación produjo una crisis institucional de varios años que casi conlleva a la intervención del entonces privado Banco de Venezuela, en cuyo trance me correspondió como consultor jurídico asumir una posición contraria a la del entonces superintendente, quien veía con simpatía la medida de intervención.

Unos años más tarde se produce la intervención del Banco Latino (Grupo Tinoco), grupo que había terciado en el anterior conflicto a favor del Grupo Consolidado y donde entrarían en juego viejas intrigas de personeros ligados al pasado conflicto. La intervención del Latino si procedió porque se dieron los elementos de hecho exigidos por ley para su aplicación, aun cuando el gobierno de Caldera bien pudo darle una mano salvadora, pero no quiso. Esta intervención desató una crisis financiera generalizada que condujo al cambio de las autoridades bancarias y por consecuencia mi salida del escenario.

Mi ascenso al cargo de consultor jurídico si bien significo crecimiento profesional, también trajo consigo consecuencias en lo personal. La dinámica del cargo, su rutina de foros, viajes, relaciones públicas, cenas, brindis, etc. terminaron con mi matrimonio. Plantear mi separación fue traumático, conmocionó a mi hija; lamenté mucho haberla lastimado, esa escena nunca la olvidaré.

Mi tiempo de separado fue un tormento. Me enamoré de una compañera de trabajo de estado civil casada y quizá esa circunstancia hizo la relación más tensa e intensa, ya que su marido enfermo de celos y armado, vigilaba cual detective cada paso nuestro.

En ese trance conocí a una ex miss Venezuela, que por bella hacía honor a su nombre; fue una relación breve pero también escabrosa. Su temperamento me hizo dudar de su conveniencia. Luego vendrían varios amores de barra; me quedé un tiempo sin brújula.

Opté por ingresar al gimnasio del Hotel Caracas Hilton (ahora Alba Caracas). Allí hice muy buenos amigos que aún conservo (Carlitos y Gordi) y también conocí a Yvonne, quien luego sería mi esposa. Otro episodio memorable, me enamoré a primera vista y propuse matrimonio, pero no había formalizado mi divorcio. Esa circunstancia lo hizo un capítulo de suspenso; afortunadamente el desenlace fue favorable.






Me casé en una bonita boda rodeado de mis amigos en tiempos de bonanza.





Una luna de miel por Venecia, Florencia, Roma, Nápoles (mandaba Maradona), la Costa Azul (Cannes y Mónaco), Barcelona, Madrid, etc. A mi regresó surgieron nubarrones, otro poco de barra y cayó el Latino. ¡Adiós banca pública!


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